El próximo 7 de mayo, la Capilla Sixtina será testigo de un cónclave histórico en el cual se elegirá al nuevo Papa que sucederá al fallecido Francisco. Este evento se llevará a cabo con una magnitud sin precedentes, ya que participarán 133 cardenales, superando cualquier récord anterior. Además, este cónclave se destaca por su representación geográfica, con cardenales provenientes de 71 países, en comparación con los 48 y 52 países presentes en los cónclaves anteriores de 2013 y 2005, respectivamente. Esta diversidad geográfica y cultural complica el panorama, ya que hace más difícil predecir el resultado de las elecciones.
El historiador eclesiástico Jörg Ernesti destaca que el Colegio Cardenalicio es más heterogéneo en cuanto a nacionalidades y culturas, lo que hace que el resultado de las elecciones sea menos predecible. En el precónclave, que es la etapa previa al encierro formal, los cardenales tienen la oportunidad de dialogar y conocer las posiciones y tendencias de los demás electores. Sin embargo, este escenario está fuertemente ritualizado y no se trata de un intercambio parlamentario como en la política.
En estas reuniones previas participan tanto los cardenales electores menores de 80 años como los mayores, aunque estos últimos no tienen derecho a voto, su influencia es importante. Durante el precónclave se han visto algunas apariciones sorprendentes, como la del cardenal Juan Luis Cipriani, sancionado en 2019 por la Comisión de Doctrina por denuncias de abuso, y el cardenal estadounidense Roger Mahony, involucrado en casos de encubrimiento que se resolvieron con el pago de millones de dólares.
A medida que el proceso avanza, figuras influyentes como el cardenal Christoph Schönborn y el cardenal Walter Kasper han expresado su deseo de que las reformas impulsadas por Francisco continúen. Incluso, Kasper advierte que este cónclave podría extenderse más de lo habitual, lo que indica que la decisión final puede llevar su tiempo.
Entre los nombres que se mencionan como posibles candidatos se encuentran el arzobispo Jean-Claude Hollerich, de Luxemburgo, y el filipino Luis Antonio Tagle, figura clave en el Vaticano. Sin embargo, hasta el momento no ha habido pronunciamientos oficiales por parte de ellos. La incertidumbre sobre quién será el próximo Papa es evidente, ya que no hay un favorito claro y se considera que hay muchos buenos candidatos para ocupar el cargo.
Los criterios de selección son diversos, desde la experiencia pastoral y la capacidad de gestión hasta la orientación teológica y la visión sobre temas sensibles como el trato a los homosexuales. Las diferencias existen incluso entre aquellos que comparten un mismo enfoque doctrinal, ya sea conservador o afín a Francisco.
Mientras tanto, el debate mediático sigue activo. Algunos medios como el diario francés La Croix se abstienen de mencionar los posibles candidatos, argumentando que todos los cardenales están calificados y que la discusión sobre favoritos es más bien un "deporte" de los vaticanistas. Sin embargo, se destacan figuras de Asia y África y se proponen lineamientos deseables para el futuro pontífice.
En cuanto a las especulaciones sobre la fecha de la elección, el Duck Store de Roma ha vuelto a ofrecer sus patitos de goma con la figura del Papa, y el sitio de apuestas Polymarke marca el 9 de mayo como la fecha más probable para la elección. Sin embargo, los cardenales no se guían por este tipo de pronósticos y siguen su propio proceso de discernimiento.
La incógnita sobre quién será el próximo Papa aún perdura, y solo se revelará mediante rezos, votos secretos y la ancestral espera del humo blanco.