El Papa Francisco falleció y, tal como había previsto, su funeral será muy diferente al de sus predecesores. En vida, el pontífice argentino impulsó una reforma integral del protocolo funerario para los Papas, que entró en vigencia en noviembre de 2024, cuando el Vaticano publicó la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que rige estos ritos.
Francisco deseaba evitar una ceremonia cargada de formalismos y símbolos de poder. En una entrevista con la periodista mexicana Valentina Alazraki, reveló que quería ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, su lugar favorito y hogar del ícono bizantino de la Virgen Sals Populi Romani, en lugar de la tradicional tumba en la Basílica de San Pedro.
La nueva edición del Ordo Exsequiarum, aprobada por Francisco el 29 de abril de 2024, presenta cambios significativos en comparación con la versión anterior utilizada para los funerales de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Entre las modificaciones se destaca la eliminación de la triple urna que solía contener los restos del Papa y el uso del catafalco, optando por colocar el cuerpo en un único féretro de madera en la basílica en lugar del Palacio Apostólico.
Además, la constatación de la muerte ahora se realiza en la capilla personal del difunto en lugar de la habitación privada, para así marcar un inicio litúrgico más solemne. También se simplificaron los títulos utilizados para referirse al Papa fallecido, reemplazando términos como "Sumo Pontífice" por expresiones más sobrias como "Papa", "Obispo de Roma" o "Pastor".
La estructura ritual de las exequias permanece y se divide en tres estaciones: en la casa del difunto, en la basílica vaticana y en el lugar de la sepultura. Sin embargo, la secuencia se ha racionalizado, con el cuerpo depositado inmediatamente en el féretro una vez constatada la muerte, exposición directa en la Basílica de San Pedro sin traspasos intermedios, y posterior entierro sin ataúdes múltiples.
El nuevo ritual también incluye cambios en la música litúrgica, con mayor libertad de repertorio y referencias al Graduale Romanum. Las letanías de los santos han sido reformuladas y se cantan en su forma más extensa durante el traslado del féretro a la basílica, y en su forma breve al final de la misa.
En cuanto a los "novendiales", las nueve misas consecutivas en sufragio del Papa fallecido, la nueva versión del rito incluye cuatro formularios distintos de oraciones y precisiones bíblicas. Aunque se han eliminado los textos del leccionario y los salmos gregorianos.
El objetivo de esta nueva guía ritual es ofrecer una celebración que refleje la esperanza cristiana en la resurrección, destacando la dimensión pastoral del Papa en lugar de su rol como jefe de Estado. Se cierra así un ciclo para Francisco, el primer Papa latinoamericano, elegido en 2013, con una despedida que refleja los mismos valores que marcaron su pontificado: humildad, cercanía con los más pobres y centralidad del mensaje evangélico.