Un estudio reciente desarrollado por la Universidad del Sur de Australia ha identificado que dos de los analgésicos más populares, el ibuprofeno y el paracetamol, podrían estar contribuyendo a un problema sanitario de gran magnitud: la resistencia a los antibióticos.
Los investigadores determinaron que estos medicamentos no sólo interfieren en la acción antibiótica cuando se utilizan por separado, sino que su efecto se intensifica al ser administrados conjuntamente, amplificando así la resistencia bacteriana.
En el análisis se incluyeron nueve fármacos que se emplean habitualmente en residencias para personas mayores. Entre ellos se encuentran el ibuprofeno (un antiinflamatorio y analgésico), el diclofenaco (utilizado para la artritis), el acetaminofeno o paracetamol (para aliviar el dolor y la fiebre) y la furosemida (para controlar la hipertensión).
También se evaluaron medicamentos como la metformina (para la diabetes), la atorvastatina (para reducir colesterol), el tramadol (analgésico potente postoperatorio), el temazepam (para trastornos del sueño) y la pseudoefedrina (descongestionante).
La investigadora principal y profesora asociada de UniSA, Rietie Venter, destacó que “la resistencia a los antibióticos ya no se limita a ellos”. A su vez, subrayó que el estudio sirve como un “claro recordatorio” para tener precaución con la prescripción de múltiples medicamentos, especialmente en residencias de ancianos donde se suelen administrar combinaciones prolongadas.
Venter advirtió: “Esto no significa que debamos dejar de usar estos medicamentos, pero sí debemos ser más conscientes de cómo interactúan con los antibióticos, y eso incluye mirar más allá de las combinaciones de dos fármacos”.
La experta agregó que “los antibióticos han sido vitales durante mucho tiempo en el tratamiento de enfermedades infecciosas, pero su uso excesivo y mal uso generalizado han provocado un aumento global de bacterias resistentes a los antibióticos”.
Finalmente, los autores del estudio solicitan más investigaciones para comprender mejor las interacciones entre múltiples medicamentos en pacientes con tratamientos prolongados, a fin de aumentar la conciencia sobre cómo los fármacos comunes pueden afectar la eficacia de los antibióticos y complicar el manejo de infecciones.