En la madrugada del viernes 26 de diciembre, el Parque Nacional Los Alerces fue escenario de dos incendios casi simultáneos que generaron gran preocupación entre las autoridades y visitantes.
El primer foco se originó en una zona de camping organizada en Bahía Rosales, uno de los sectores más concurridos del parque. Allí, el fuego consumió completamente el quincho principal, una estructura de madera utilizada por los turistas. Solo quedaron en pie algunos fragmentos de materiales no inflamables, lo que representa una pérdida total para el lugar.
El segundo incendio se desarrolló en un área de bosque dentro del parque, distante del camping. Ambos focos comenzaron alrededor de la 1 de la mañana, lo que llamó la atención de los equipos de emergencia y motivó la hipótesis de que podrían no tratarse de incidentes aislados, aunque no existe confirmación oficial sobre esta posibilidad.
En el momento del siniestro, había turistas acampando cerca del quincho. Algunos se retiraron preventivamente, mientras que otros se percataron del incendio horas después. Afortunadamente, no hubo personas heridas ni víctimas.
Los guardaparques de servicio fueron los primeros en intervenir, intentando controlar el avance del fuego hasta la llegada de los bomberos. Simultáneamente, se trabajó en el otro foco ígneo dentro del parque para evitar su propagación.
Antes de que comenzaran los incendios, el encargado del camping había realizado un recorrido sin detectar ninguna anomalía y confirmó que el quincho estaba vacío en ese momento.
Ante la gravedad del hecho y la coincidencia horaria de ambos incendios, las autoridades están evaluando presentar una denuncia ante la Fiscalía Federal para que se investigue el origen y las causas de los focos ígneos.
Mientras continúan los relevamientos de daños, brigadistas apoyados por aviones hidrantes y embarcaciones mantienen un operativo intenso para controlar el fuego, que ya afectó más de 340 hectáreas en el brazo sur del Lago Menéndez.
A pesar de la situación, el parque permanece abierto al público, aunque rige una prohibición total del uso del fuego hasta abril de 2026 para evitar nuevos incidentes.
Las condiciones meteorológicas, con viento y baja humedad, complican las tareas de control, especialmente en zonas de difícil acceso. Además, los protocolos estrictos de bioseguridad se aplican para prevenir la dispersión de especies invasoras durante las labores de combate del incendio.