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13 de Septiembre de 2025

“Alas de Ángel”: La historia de Gladys Contreras, la mujer que transformó su vida en un abrazo sanador para la Comarca

En una nueva entrega del ciclo de entrevistas de Info Cordillera, Gladys Contreras de Olivares abre su corazón y comparte el camino que la llevó a crear Alas de Ángel, un espacio de terapias complementarias que acompaña, sana y conecta desde el amor y la familia.

Sabado, 13 de septiembre de 2025 a las 08:20

Si hablamos de bienestar en El Bolsón y la Comarca Andina, de terapias que nos abrazan y de espacios donde se respira sanación, es imposible no pensar en Alas de Ángel. Detrás de ese nombre hay una mujer que combina la fuerza de una vida entera con la sensibilidad de quien aprendió a escuchar el alma: Gladys Contreras de Olivares.

“Mirá, Alas de Ángel soy yo. Sin mi familia atrás no existiría”, dice Gladys con emoción. Y no exagera: su historia está marcada por el apoyo de Mario, su compañero de vida desde hace más de 40 años, y de sus cuatro hijos. Fue su sostén en los viajes de capacitación, cuando recorría la Patagonia de punta a punta para aprender técnicas de masaje y terapias holísticas.

Nacida en Buenos Aires en 1969, criada en la Patagonia y profundamente enamorada del Cerro Piltriquitrón, hoy Gladys elige este rincón del mundo como su lugar en el planeta. “Mis padres nos trajeron de Buenos Aires a El Maitén. Más tarde, ya en San Antonio Este, conocí a mi príncipe, mi marido, y empezamos a construir familia. Después surgió la posibilidad de venir a El Bolsón, donde terminamos de formar nuestro hogar”, relata.

Su camino en lo holístico comenzó gracias a su papá, quien tenía un amor especial por el masaje y desde allí aportar a la sanación. “Cuando mi padre empezó a enfermar, yo lo empecé a ayudar. Ese fue uno de los puntapiés más importantes de mi vida. Él era mi oreja segura, mi palabra firme. Cuando partió de este plano me sentí muy sola, pero aprendí a sentirlo cerca de otro modo. Hoy mis padres siguen siendo el pilar que me sostiene”.

El nombre Alas de Ángel no fue casualidad. De niña, Gladys sentía que la acompañaban dos presencias. “Pedía cosas simples, como que haya polenta en casa, y siempre sentía que alguien me escuchaba. Con el tiempo entendí que esas energías tenían nombre y me acompañaban desde siempre. Así nació Alas de Ángel”.

En estos más de 20 años de trabajo, Gladys ha acompañado a cientos de personas en procesos de sanación. Algunas experiencias la marcaron profundamente, como la de Blanca, una amiga y paciente de Lago Puelo que atravesaba un cáncer. “Cuando fui a verla a un hospital en Buenos Aires, me encontré con una Blanca radiante y con la remera de Alas de Ángel. Ese recuerdo me quedó para siempre. Blanca se fue de este plano, pero sigue estando”.

Más allá de atender, Gladys eligió compartir su conocimiento. “Me apasiona enseñar y ver que mis alumnos crecen. Hoy hay gente que pasó por Alas de Ángel trabajando en México, Montevideo y Europa. Creo que todo lo que somos y tenemos hay que brindarlo, porque si te lo guardás, se pierde”, afirma.

Lejos de pensar en retirarse, Gladys sigue formándose. Hoy es facilitadora en constelaciones familiares, retomó el Tai Chi y comenzó una carrera de coaching ontológico. “No me veo jubilada en lo holístico. Hasta donde Dios me quiera llevar, yo voy a seguir acompañando”.

En Gladys hay una certeza que atraviesa toda su historia: su misión es acompañar. Y en Alas de Ángel, ese acompañamiento se convierte en algo más que terapias: es un espacio de encuentro, de contención y de crecimiento personal que deja huella en toda la Comarca.