Luciano Miranda perdió la vida el pasado 3 de junio de 2023 debido a una apuñalada propinada por su pareja, Violeta Caullán. La investigación realizada por la fiscal María Bottini y el procurador de Fiscalía, Carlos Cavallo, reveló un historial de violencia de género ejercida por Luciano a lo largo de varios años.
En esta ocasión, Violeta actuó en defensa propia contra una agresión por parte de Luciano, una agresión que sabía iba a ir en aumento. El hecho de que la perspectiva de género se haya tenido en cuenta al evaluar la responsabilidad de Violeta es un aspecto destacado de este caso. Se determina que Violeta actuó en legítima defensa, aunque se considera que su respuesta fue excesiva. Según la investigación llevada a cabo por la Fiscalía, la violencia de género en esta pareja venía ocurriendo desde al menos el año 2020, un hecho que fue corroborado mediante entrevistas y una evaluación psicológica de la imputada.
La fiscal Bottini plantea la situación de violencia de género que Violeta sufría, lo cual la llevó a defenderse de una agresión que sabía que se iba a volver más violenta. Por su parte, el procurador de Fiscalía, Carlos Cavallo, aporta información indicando que los episodios de violencia de género se exacerbaban cuando había consumo de alcohol. En la noche del hecho, ambos habían consumido doce botellas de cerveza. Sin embargo, el uso de un arma blanca, apuñalando a la víctima por la espalda, fue considerado un exceso en su legítima defensa.
Para determinar la pena acordada, se tienen en cuenta la edad de la víctima y la actitud arrepentida de la acusada, quien admite su culpabilidad desde el comienzo de la investigación.
El juez Martín O'Connor, al analizar este caso en particular, señala la importancia de incorporar la Convención de Belem do Pará al derecho interno y las políticas públicas que buscan erradicar la violencia contra las mujeres. Esto ha llevado a reconsiderar los conceptos clásicos de legítima defensa cuando la persona que alega haberse defendido legítimamente es una mujer que ha sufrido violencia de parte de su pareja masculina.
El derecho penal examina las circunstancias del hecho en cuestión sin tener en cuenta el contexto, pero cuando una mujer alega legítima defensa contra su pareja, es relevante tener en consideración eventos pasados para evaluar el peligro que representa la agresión. Esto es respaldado por un fallo de la Cámara Criminal y Correccional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Sala V.
En este caso, se produce una agresión ilegítima por parte de Luciano al arrebatar el celular de Violeta, un acto que debe ser contextualizado en la violencia que ella sufría. Las partes involucradas en el caso y el juez coinciden en que Violeta comienza defendiéndose legítimamente, pero luego se excede en su respuesta. El juez considera que esta conclusión alcanzada por la Fiscalía y la Defensa es seria y razonable.
Negarle a la acusada el derecho de alegar legítima defensa sería ignorar la violencia que ella sufría y el peligro que percibía. Sería desconocer que en el pasado, muchos episodios comenzaron de la misma manera y terminaron en golpizas y humillaciones. Violeta se defiende esa noche de esa agresión continua y constante que venía sufriendo.
El juez O'Connor también hace referencia al papel del juez en los juicios abreviados, señalando que no es su función imponer su propio criterio jurídico, sino evaluar el acuerdo desde la perspectiva de la seriedad y la razonabilidad.