El Banco Central ha resuelto acortar a 30 días el plazo para que los exportadores obtengan divisas y cancelen sus deudas con proveedores internacionales. Se espera que esta medida agilice el acceso a las divisas y normalice el comercio exterior para fin de año.
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"En el marco del Coloquio de IDEA, en Mar del Plata, no se ha realizado anuncios relevantes por parte del presidente y los ministros de economía. Sin embargo, la semana estuvo marcada por una decisión clave tomada durante la reunión del directorio del Banco Central. En dicho encuentro, se determinó la reducción del plazo para que los exportadores accedan a divisas y cumplan con el pago a sus proveedores del exterior. Ahora, este plazo se acortará de 60 a solo 30 días, lo que permitirá agilizar y normalizar el acceso a las divisas para las empresas exportadoras."
Esta medida, que se espera esté plenamente implementada para fin de año, facilitará la compra de insumos y marcará un cambio significativo en comparación con la situación del año pasado. Durante el peor momento del cepo y la corrida cambiaria, solo el 13% de los importadores tenía acceso al dólar oficial, lo que generó una acumulación de deudas por más de USD 10.000 millones o el pago con dólares propios.
Se proyecta que, hacia finales de año, el comercio exterior quedará totalmente normalizado. Además, a partir del año 2025, los importadores dejarán de pagar el impuesto PAIS (actualmente se encuentra en un 7,5%) y se espera que también se normalice el acceso a divisas para este sector.
Sin embargo, esta mayor fluidez en el mercado cambiario para los importadores también implica una normalización para los exportadores. Existen pronósticos que apuntan a la eliminación del dólar "blend" como una de las medidas clave al inicio de 2025. Este mecanismo permite a las empresas liquidar un 20% de las divisas producidas mediante el contado con liquidación, y ha sido fundamental para mantener la estabilidad de la cotización de los dólares financieros durante este año.
La eliminación del dólar blend implicaría una reducción de alrededor de USD 17.000 millones al año en las arcas del Banco Central, según lo estimado por el economista Fernando Marull. El FMI también sugirió la necesidad de avanzar en la eliminación de este tipo de cambio blend para los exportadores en su informe del año pasado. La reducción de la brecha cambiaria facilitaría la normalización del acceso a divisas y evitaría las pérdidas que implica el actual esquema.
Algunas voces críticas, como la Unión Industrial Argentina (UIA), han manifestado su preocupación por la apertura de las importaciones y la falta de medidas para mejorar la competitividad de las empresas locales. Sin embargo, estas críticas se centran en los problemas generados por la "volatilidad cambiaria" y evitan mencionar específicamente los inconvenientes derivados de la apreciación cambiaria para la industria local.
En respuesta a estas críticas, el diputado José Luis Espert, cercano a Javier Milei, expresó: "Hace 40 años que hacen lo mismo. Nunca quieren competir, siempre hay una excusa. No nos dejemos engañar por las quejas de los industriales una vez más".
A pesar de las preocupaciones planteadas, el Gobierno ha logrado mostrar avances en el ámbito macroeconómico, aunque aún debe enfrentar desafíos en el ámbito microeconómico. La inflación mayorista se ha ajustado en septiembre, siguiendo la tendencia del dólar oficial, y se estima que el índice nacional refleje un aumento ligeramente superior al 3% en octubre. Sin embargo, esto dependerá del ritmo de ajuste de los precios regulados, que continúan por encima del promedio general.
Los superávits comerciales y fiscales se mantienen, demostrando un equilibrio en la balanza comercial y en las finanzas públicas. La subida de bonos y la disminución del riesgo país, que se encuentra en el nivel de 1.100 puntos, reflejan la confianza en la capacidad de Argentina para afrontar los vencimientos de deuda del año 2025.
No obstante, también se plantean dudas sobre la forma en que se está logrando el superávit financiero, especialmente en relación con los recortes presupuestarios. El ex viceministro de Economía, Carlos Rodríguez, ha sido crítico en este aspecto, señalando: "El Banco Central dejó de emitir deuda, pero ahora lo hace el Tesoro a través de Lecaps. Estas letras se pagan emitiendo más letras capitalizables, lo que aumenta la deuda pública. El déficit cuasifiscal ha desaparecido como por arte de magia, pero el déficit sigue existiendo. No engañan a nadie, solo pierden credibilidad".
A pesar de las críticas, los inversores siguen mostrando optimismo en cuanto a los logros del Gobierno en materia de cuentas públicas y reducción de la inflación.
Sin embargo, en el caso de Argentina, siempre existe la incertidumbre sobre posibles crisis futuras. A medida que mejora el clima financiero, con una baja inflación y salarios que se recuperan lentamente, surge la pregunta de qué podría salir mal en esta oportunidad. Es imposible predecirlo de antemano, ni siquiera si terminará en una nueva crisis como en ocasiones anteriores. Por lo tanto, solo podemos especular sobre esa posibilidad.
Existen advertencias circulando, como la falta de competitividad debido a la apreciación rápida del tipo de cambio, que podría desembocar en una crisis. Sin embargo, es importante cuestionarse si las cosas realmente mejoraron con un dólar muy alto, o si esto solo generó un aumento inflacionario y una mayor presión cambiaria. También hay que considerar que el superávit comercial ya supera los USD 15.000 millones hasta septiembre, lo cual parece contradecir la idea de falta de competitividad en algunos sectores.
La continuidad del cepo cambiario es otro factor de incertidumbre. Muchos sostienen que es necesario eliminarlo lo antes posible para atraer más inversiones del exterior. Además, las proyecciones sobre la salida del cepo se extienden más allá de lo esperado por los analistas. Tanto Milei como Luis “Toto” Caputo han señalado que, en su opinión, mantener las restricciones no impide que Argentina crezca. El próximo año será una prueba interesante para comprobar si el riesgo país puede disminuir a niveles de 500 o 600 puntos básicos, incluso con limitaciones a la libre movilidad de capitales. Por lo tanto, la cuestión del cepo cambiario se entrelaza con la capacidad para hacer frente al pago de la deuda y evitar un nuevo default.
Por último, los bancos y los brokers internacionales comienzan a expresar dudas relacionadas con el panorama político. En un informe de Alberto Bernal para XP Securities, se destaca "la incertidumbre relacionada con la situación de La Libertad avanza y la debilidad del partido de Javier Milei. El año 2025 será fundamental, ya que se necesitará el apoyo del Congreso para introducir cambios significativos. En este sentido, es clave un posible acuerdo con el PRO para las elecciones".
Se observará con atención tanto esta posible alianza de centro derecha como los futuros movimientos del peronismo. La figura de Cristina Kirchner como eje central del partido no pasa desapercibida para los inversores, especialmente en su intento de liderar una lista de unidad en el justicialismo. La posibilidad de un regreso del kirchnerismo no favorece a Milei ni a la recuperación de la confianza de los inversores.
Si bien una victoria libertaria en las elecciones legislativas, pero con una derrota en la provincia de Buenos Aires, desencadenaría varias interrogantes, como ocurrió en 2019 con la derrota de Mauricio Macri frente a Alberto Fernández elegido por Cristina Kirchner, es difícil predecir si habrá un retorno del populismo en esta oportunidad. Por lo tanto, el riesgo país difícilmente se mantendrá en baja y el Gobierno deberá convencer a los inversores de que "esta vez no hay marcha atrás".
En conclusión, a pesar de los avances en la macroeconomía, Argentina enfrenta desafíos en la microeconomía y el panorama político genera incertidumbre. A medida que el país busca recuperarse, surge la pregunta sobre qué obstáculos vendrán en el futuro. Sin embargo, con un enfoque en la normalización del acceso a divisas para exportadores e importadores, así como en la estabilidad financiera y la confianza de los inversores, se espera que Argentina pueda superar estos desafíos y seguir avanzando hacia un crecimiento sostenible.