La venta de Manantiales Behr, uno de los principales yacimientos convencionales de YPF, atraviesa un retraso significativo debido a fuertes tensiones dentro del directorio de la petrolera estatal, liderada por Horacio Marín.
Aunque la operación fue analizada en una reunión del directorio hace dos semanas y, según la empresa, obtuvo la aprobación unánime, YPF no ha comunicado formalmente la decisión ni ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) ni ante la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos, donde la compañía cotiza mediante ADR.
La normativa vigente exige que este tipo de informaciones se comuniquen de manera inmediata y simultánea, incluyendo detalles como precio, contraparte, y el impacto patrimonial y operativo, sin aplazamientos hasta la presentación del balance trimestral.
Fuentes cercanas a algunos miembros del directorio relativizan la versión oficial de unanimidad, señalando que la demora se debe a que ciertos directores prefieren evitar dejar constancia formal de una operación que consideran delicada, tanto por el valor del activo en cuestión como por la identidad del comprador.
Manantiales Behr se ubica en la Cuenca del Golfo San Jorge, cerca de Comodoro Rivadavia, y produce aproximadamente 8.000 barriles diarios. Este yacimiento es un ejemplo de recuperación secundaria y terciaria con tecnología propia desarrollada por YPF, representando innovación en un campo petrolero maduro.
El foco de la controversia no es la calidad del yacimiento sino la empresa que se adjudicaría la operación: Rovella Carranza. Esta constructora, vinculada a los Rodríguez Saá, tiene experiencia limitada en el sector energético, centrada principalmente en tendido eléctrico, y carece de antecedentes operando yacimientos petroleros de esta complejidad.
Además, el titular de Rovella Carranza, Mario Ludovico Rovella, fue señalado como el primer arrepentido en la causa Cuadernos, lo que representa una alarma para YPF, que debe cumplir con estrictos estándares internacionales de compliance por su cotización en Nueva York.
En paralelo, este proceso de desinversión en petróleo convencional evidencia los límites del modelo económico basado en la exportación de recursos naturales. El auge exportador petrolero, que explica el 90% del superávit comercial argentino, convive con ajustes, tercerización y pérdida de empleo en el sector.
Mario Lavia, secretario general de la Federación Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privados, destacó que YPF avanza en la extracción de Vaca Muerta para obtener divisas, pero enfrenta dificultades para financiar y sostener la producción. Consideró que “la política hidrocarburífera actual es errónea porque se trabaja para exportar petróleo y se ha retirado de todos los yacimientos convencionales”.
Además, Lavia advirtió que esta desinversión deja un pasivo ambiental en las provincias y perjudica a sectores laborales, con la pérdida de numerosos puestos de trabajo.