Guillermo Francos, jefe de Gabinete de la Nación, fue internado en la clínica La Sagrada Familia, ubicada en el barrio porteño de Belgrano, para realizar estudios programados. Sin embargo, fuentes oficiales señalaron que presenta un cuadro más complejo y requiere asistencia médica. Según allegados al funcionario, este episodio estaría relacionado con su último problema de salud en septiembre que lo llevó a ser trasladado al Hospital de Pacheco y luego a la clínica Sagrada Familia.
En aquella ocasión, Francos sufrió un cuadro gastrointestinal agudo que le produjo una lipotimia y pérdida del conocimiento. Este episodio ocurrió en medio de una semana de alta tensión para el Gobierno, después de comparecer en la Cámara de Diputados para exponer su informe de gestión y una discusión con el vocero presidencial, Manuel Adorni, y el asesor presidencial Santiago Caputo.
A pesar de la gravedad de la situación, Francos minimizó la afección que padeció, describiéndola como una infección urinaria. Sin embargo, reconoció que la tarea demandante del cargo puede generar un pico de estrés. El ministro del Interior y jefe de Gabinete se incorporó al Gobierno a partir de diciembre de 2023, ganando la confianza del presidente Javier Milei.
Antes de ocupar estos cargos, Francos fue diputado nacional, presidente del Banco Provincia durante la gobernación de Daniel Scioli y representante ante el Banco Interamericano de Desarrollo en el Gobierno de Alberto Fernández.
Ayer, el ministro participó de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en el Hotel Hilton de Buenos Aires y asistió al 12° Fórum Empresarial de Buenos Aires en la Asociación Argentina de Polo. Durante estos eventos, Francos pudo escuchar a líderes del sector industrial que destacaron la importancia de la estabilidad económica y el control inflacionario.
Este es el segundo episodio público de salud que enfrenta el ministro coordinador este año. A pesar de su avanzada edad, Francos bromeó sobre ello en una entrevista, asegurando que mientras lo llamen "viejo" está bien, pero si lo llaman "gagá" comienza a preocuparse.