Neuquén capital fue testigo este miércoles de un acontecimiento inusual que no se observaba desde hace más de 20 años: el asado con hueso hizo su reaparición en los mostradores de algunas carnicerías. Este hecho se debe a la reciente implementación de la Resolución 460/2025 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), que autoriza la entrada de carne con hueso plano al sur del río Colorado, procedente de regiones del país que están vacunadas contra la fiebre aftosa.
En uno de los locales de una conocida cadena de carnicerías, situado en la calle Perticone, se ofreció una cantidad limitada de costillares a un costo notablemente inferior al habitual. El carnicero del establecimiento mencionó: “Trajimos una partida y se terminó enseguida”. A la vista del público, había un cartel en la vereda que comunicaba que el kilo tenía un precio de 11.999 pesos, mientras que el costillar completo alcanzaba los 12.900 pesos. Este costo contrasta marcadamente con el promedio de 17.850 pesos por kilo que se registró en el último relevamiento del INTA Patagonia Norte realizado en mayo.
Los precios del asado con hueso suelen disminuir en invierno debido a la baja en la demanda. De hecho, en marzo, el precio informado por el INTA era de 19.380 pesos por kilo. En este reciente contexto, la alta demanda del producto dejó sin stock a las carnicerías en pocas horas, en medio de una creciente expectativa por la nueva normativa sanitaria.
Otros comercios del rubro también reflejan el impacto de este regreso. Por ejemplo, una carnicería asociada a un frigorífico pampeano, ubicada en la esquina de Independencia y Entre Ríos, confirmó que aún no había recibido el producto, aunque anticipó que su llegada era inminente, sin especificar precios. Asimismo, otro local que vende carne envasada y cuenta con tres sucursales en la ciudad también carecía del corte este miércoles.
El regreso del asado con hueso plano a la Patagonia es posible gracias a la modificación del esquema sanitario vigente desde 2002. La nueva resolución del SENASA impone requisitos estrictos relacionados con el control, maduración, pH, rotulación y procedencia de la carne. Este protocolo cuenta con el respaldo de socios comerciales clave como la Unión Europea y Chile, lo que refuerza la confianza en la seguridad del proceso y en la preservación del estatus sanitario distintivo de la Patagonia.
Este nuevo giro regulatorio está generando diversas repercusiones en la cadena cárnica regional. Muchas provincias productoras ven en esta medida una oportunidad para ampliar sus mercados, mientras que algunos sectores ganaderos de la Patagonia expresan sus dudas respecto a cómo afectará a la competitividad local. La autoridad sanitaria nacional reitera que se trata de una decisión basada en criterios técnicos y en el estricto cumplimiento de las condiciones internacionales de bioseguridad.