En medio de los festejos por un nuevo aniversario del Cuartel de Bomberos Voluntarios de Epuyén, la conmemoración tiene sabor a melancolía y orgullo: orgullo por el valor demostrado, melancolía por lo perdido. El incendio de interfaz iniciado el 15 de enero encendió llamas en el paisaje, pero también encendió la fuerza colectiva de una institución y su pueblo.
Ese día, al mediodía, se desató un incendio en la zona entre el cementerio municipal y la Escuela Provincial N° 9, en La Rinconada. Las llamas avanzaron con rapidez impulsadas por vientos fuertes. Más de 3.000 hectáreas quedaron arrasadas, unas 200 viviendas fueron evacuadas, y 70 familias perdieron todo lo que tenían.
El cuartel fue la columna vertebral de la respuesta: coordinó los operativos de evacuación, trabajó junto con brigadistas provinciales, personal del Servicio de Manejo del Fuego, voluntarios de otras localidades y medios aéreos. Las jornadas fueron exhaustivas, los desafíos logísticos enormes, y la tensión, constante.
Con el correr de las semanas, el fuego fue declarado contenido (~el 7 de febrero), luego de que se estimaran 3.530 hectáreas afectadas, incluyendo bosque nativo, plantaciones, matorrales y pastizales.
allá del incendio propiamente dicho, los daños materiales —viviendas, locales, herramientas de trabajo— y el impacto emocional marcaron un antes y un después para muchas familias.
Hoy, al soplar las velas institucionales, los bomberos voluntarios no celebran solo un año más; celebran haber estado a la altura cuando se los necesitó, con sus botas en la tierra quemada, con la manguera entre las cenizas, con la solidaridad floreciendo al borde del desastre. También renuevan compromisos: exigencia de mejores recursos, capacitación constante, respaldo efectivo de las autoridades, y políticas de prevención que eviten que la interfaz vuelva a arder con tanta ferocidad.
Porque en Epuyén saben que no basta con apagar el fuego: el desafío es reconstruir, acompañar, sanar —y hacer que, si el fuego vuelve, los bomberos voluntarios y la comunidad estén más fuertes que nunca.