El desierto de Atacama, considerado una maravilla de la naturaleza, está al borde de una grave catástrofe ambiental. Más de 300 hectáreas están repletas de ropa proveniente de Estados Unidos, Europa y Asia, convirtiendo a esta zona en el basurero del mundo para 44 millones de toneladas de prendas usadas anuales.
Basural clandestino, ubicado en las afueras de Alto Auspicio, comuna de la provincia de Iquique, en la región de Tarapacá, ha estado creciendo durante más de 15 años, convirtiéndose en uno de los mayores del mundo. Detrás de esta situación se esconde un gran negocio, como reveló un informe de la BBC en enero de 2022.
La normativa en Chile prohíbe arrojar desechos textiles en los basureros legales debido a la inestabilidad que generan en los suelos. Ante esta situación, se optó por utilizar el desierto como vertedero, ya que no hay un lugar adecuado para desechar la ropa no comercializada. Además, al ser frontera con Argentina, este problema podría terminar afectando a nuestro territorio.
Chile es el principal importador de ropa de segunda mano en Sudamérica, recibiendo más del 90% de esta mercancía en la región. El puerto de Iquique se ha convertido en un punto importante para la recepción y reventa de estas prendas, un negocio que involucra a miles de empresas y que se beneficia de la exención de impuestos. Son los importadores los que deciden qué ropa poner a la venta y descartan las prendas que ya no les sirven en el desierto.
¿Quién no ha ido a las tiendas de feria americana de Futaleufú u otras ciudades chilenas?
El empresario argentino Guillermo Whpei visitó el desierto de Atacama y describió lo que vio como "el fin del mundo", debido a la magnitud del problema. Whpei es el fundador del Museo Internacional para la Democracia en Rosario, que se ocupa de causas relacionadas con el medio ambiente. Alertó sobre el impacto ambiental devastador de esta situación, agravado por el hecho de que es el desierto más árido del mundo y lleva 14 años sin lluvias, lo que impide la degradación de la ropa.
La cantidad de prendas que llega representaría, según Whpei, el peso de 4 mil torres Eiffel cada año. La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha calificado esta situación como una "emergencia ambiental y social", poniendo en evidencia los problemas del fast fashion, un modelo de producción y consumo de moda que tiene un impacto devastador en el medio ambiente.
El Museo Internacional para la Democracia, fundado por Whpei, busca fomentar la cultura de la compra consciente y exigir a las marcas y gobiernos prácticas más sostenibles que no perjudiquen el medio ambiente. Es importante abordar esta problemática de forma urgente, ya que el desierto de Atacama está al borde de convertirse en una catástrofe ambiental.