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25 de Junio de 2025

Jazmín Jaque: "No hay buena remuneración por los años de estudio"

Jazmín Jaque se mudó de su ciudad natal para estudiar en Esquel. Egresó en pandemia y volvió a cursar presencialmente, habla de sus sueños, de los jóvenes y también de los adultos: "Estudiar me enseñó a pensar por mí misma". Una entrega más sobre las juventudes en la actualidad en éste lado del país: "Parece más una necesidad de los adultos que los jóvenes terminen en las redes sociales".

Domingo, 18 de agosto de 2024 a las 06:00

Jazmín Jaque tiene 19 años y se fue hace un año de José de San Martín, su ciudad natal, a Esquel para estudiar. Como muchos jóvenes en búsqueda de alternativas, se alejó de su familia a sus 18 para formarse en el Profesorado de Lengua y Literatura en el ISFD 809. Como muchos jóvenes, apuesta a conseguir trabajo en un mercado laboral que los excluye sistemáticamente con requisitos imposibles para su edad o les ofrece condiciones precarias que los alejan de sus intereses profesionales. "Vivir en un pueblo te encaja en una mentalidad y yo pude transformarme estudiando. El estereotipo de que los jóvenes prefieren ser youtubers o streamers es en realidad porque después de tanto esfuerzo por estudiar, el trabajo no te devuelve lo mismo", asegura, pero sueña. Sueña con enseñar y escribir poesía en su casa propia.

 

Las opciones para Jazmín cuando terminó el secundario en 2022 eran Esquel, Comodoro o Trelew, porque ella ya sabía que quería escribir poesías y enseñar Lengua. José de San Martín es un pueblo rural ubicado a 190km de Esquel. Su familia se conforma de dos hermanos, su mamá auxiliar de cocina en la escuela y su padre trabajador de campo: "Vivir en José de San Martín implica muchas necesidades, tenemos que viajar a Esquel para ir a las clínicas, para obtener cosas que allá no hay, o mismo las farmacias. Lo básico no está y a eso sumale que faltaban horarios de colectivo, o tenías que salir a las tres de la mañana".

LO BÁSICO NO ESTÁ

Uno de los pasatiempos que sí podía hacer en José de San Martín era cantar en el coro de la escuela, leer y escribir micro relatos y poemas: "Eso lo compartía con mis profes, tenía una Profesora de Lengua que me inspiró, Luciana Sprovieri".

- ¿Cómo fue esa decisión? ¿Por qué vivir juntas y en Esquel?

- De chicas compartimos la lectura, nos gustaba hacer la tarea y se me ocurrió que nos podíamos ir a estudiar juntas. Era una manera también de resolver la situación porque desde que mis papás se separaron cuando yo tenía 16, él dejó de cumplir sus obligaciones como papá. Me bancaba sólo mi mamá. En un principio pensamos en ir a Trelew porque hay más posibilidades de vivienda, pero mi amiga no quería estar tan lejos de su familia. Era toda una decisión porque no había o sólo en las lomas y nos quedaba muy lejos. Justo una chica de José de San Martín estaba terminando el Profesorado de Historia en Esquel y dejaba la casa en el centro que tenía dos habitaciones. Eso para mí era importante porque había compartido toda la vida con mi hermana. Además el dueño siempre fue considerado, sabía que éramos estudiantes y que nuestras madres nos ayudaban solas. Después también me ayudan mis tíos y mis amigos de la comunidad.
- ¿Cómo fue volver a asistir a clases habiendo terminado en pandemia?

- Fue difícil cursar en pandemia, no podías aprender como aprenderías con un docente en frente. Fue heavy porque además mis padres recién se habían separado. Tenías que entrar al classroom y reenviar respuestas, el grupo se había dividido y nos afectó un montón porque no éramos unidos. Amiga posta que me quedó de la escuela es con la que convivo.
 

DE PUEBLO CHICO A PUEBLO GRANDE

Jaz no conocía nada, venía solo por necesidad y se volvía a José de San Martín: "Para mi era re grande, pensaba que me iba a perder y ahora digo ¡Guau! Parece mi pueblo, o sea, ya es mi pueblo".
- ¿Cómo es hacerse amigos acá?

- Tengo varios compañeros y docentes muy copados, pero amigos, en estos dos años me hice uno solo. Las profesoras me marcaron mucho, la de Literatura Clásica, Paula Leiva... las profes de ESI que siempre te levantan. A veces uno está en soledad toda la semana -con mi amiga tenemos horarios cruzados- y entrás a ESI -Educación Sexual Integral- y tenés una dinámica de charla y reflexiones.
-¿Trabajás desde que viniste?
- Todo se complicó este año. Yo ya tenía el plan de buscarme algo porque es un esfuerzo bastante grande para mi mamá. Nos subieron el precio de los alquileres y los servicios un montón así que empecé a tirar currículum. Soy niñera de la hija de unos profes que tuve en José de San Martín, es como que la comunidad sigue ayudando. La cuido los viernes desde las seis y los sábados todo el día, el dinero me alcanza pero quiero buscar algo más fijo. No es fácil pero para ayudar a mi mamá lo voy a hacer. Tengo profesores que trabajaban y estudiaban, la profe Corina lo hacía y es ¡guau! Me inspira a probar.
- ¿Dónde te imaginás trabajando?

- Me imagino siendo docente acá pero no sé si se va a dar, hay bastantes profes de Lengua. De los pueblos me gusta la tranquilidad, en lugares más remotos está bueno igual.
 

SOÑAR, APRENDER, ENSEÑAR, ESCRIBIR

-Contaste que te gusta escribir ¿Qué te inspira?

- A veces estoy como los antiguos poetas griegos que decían ´llegan las musas y te inspiran´. Es algo así como que en un momento de inspiración sale algo. A veces del amor, del desamor, es algo que me golpea bastante. Últimamente empecé a escribir sobre la Patagonia, sobre lo que me rodea, sobre mis raíces.

-¿Cuáles son tus raíces? ¿Qué descubriste?

- Ni siquiera sé porque mi abuela falleció en el 2003, antes de que yo nazca. Y no la conocí, pero sabía que ella fue abandonada, o sea, su mamá murió y se la dieron a otra mujer. Y sé que vivió en el campo nomás. Y por parte de mi papá son de Río Negro... y no sé... Estoy buscando mis raíces. Mi mamá me decía que se criaron en un puesto arriba de la loma, comiendo calafates, zanahorias, comiendo cosas así de la naturaleza. Rodeados de campos y caballos, era una vida muy sencilla. De mi papá no sé mucho porque es una situación complicada pero mi mamá sé que hizo sólo hasta la primaria y a los doce ya había comenzado a trabajar hasta sus 27 cuando se casó y me tuvo a mí. Mi mamá quería estudiar Profesorado de Educación Física pero como eran muy pobres no podía. Creo que eso hizo que siempre me inculcara que tenga mi plata y que sea independiente, que estudie, que salga adelante.
- Vos decís que te inspira a escribir la Patagonia, tus raíces, ¿crees que hubieses hecho otra cosa si hubieses vivido en otro lado, con otra historia?

- Quizás no. También me gustan mucho las matemáticas, pero sentía que el nivel que tuve en la secundaria no me iba a ayudar para nada. Y la lectura y la escritura me da libertad, siento que salgo de mi realidad, que muchas veces fue dura. Y encuentro libertad, encuentro belleza en lugares que por ahí no la tienen o que fueron horribles.
- ¿Qué cosas de tu realidad? Si querés contarlas...

- Mi hermana nació con una discapacidad, yo tenía cinco, y mi mamá tuvo que viajar un montón, si bien me quedé con mi tía, no es lo mismo. Mi hermano se quedó con mi papá porque yo nunca tuve una relación con él y después mi hermano también tuvo un accidente y terminó con una lesión en el ojo y me quedé sola otra vez. Me costó mucho eso.
- ¿Y cómo aguantaste eso?

- Seguí el consejo de mi abuelo y leía la Biblia que tiene uns salmos muy poéticos... Ahí encontraba fuerza. En un ambiente donde te insultan, te golpean... eso lo entendí con ESI, entendí esto de la violencia, recién ahí lo reflexioné. Para mí era algo normal que mi papá insulte a mi mamá, yo creía que estaba bien. Cuando mis padres se separaron es porque yo llamé a mi tía y ella llamó a la Policía y se llevaron a mi papá. Cuando pude reflexionarlo, entendí que no era culpa mía que la familia se haya roto. Me metí en las novelas, en escribir, me gusta mucho la literatura de la Antigua Grecia, son todas historias muy trágicas pero que dejan un mensaje. Y dije, ´ah, hay peores historias´. También la música me gusta, el folclore. Allá en José de San Martín el coro me acompañaba, era una nueva familia y aprendí a tocar instrumentos y me copé con Los Manseros Santiagueños, Nahuel Penici aunque el hace algo más variado y Jorge Cafrune cantando De Mi Esperanza.
- ¿Ahí fue que te picó el bichito por escribir?

- En tercer grado, me acuerdo, todavía no sabía leer de corrido, me lo planteó la profesora y mi mamá y entonces me metí en la biblioteca para practicar. Agarré los cuentos de terror y aprendí. Después solté la lectura, me dediqué más al deporte hasta que la Profe de Literatura en el secundario me hizo enamorar de nuevo. Hice un micro relato que quedó para una revista digital y desde entonces escribo poemas.
 

EL FUTURO, BUSCAR TRABAJO

A Jazmín le quedan dos años más para terminar sus estudios y está buscando un trabajo para poder hacerlo. Sabe que las exigencias no son pocas para su generación que pareciera que ya debe tener experiencia para tener su primer trabajo: "No te dan la oportunidad".
- ¿Cómo te llevas con estudiar y trabajar?

- Es un montón. Muchos de mis compañeros dejan en primer año, terminan abandonando para trabajar porque no les da la energía. Te cansás mucho, no te bancás fácil el ritmo y las opciones de laburo son atención al cliente o limpieza y cuidado de casas. Mi amiga por suerte no tiene que trabajar y pienso que muchos ni si quiera pudieron irse a estudiar. La mayoría no se fue, se quedan trabajando en locales o en el campo. Esas son las opciones para los jóvenes acá hoy. Yo sabía que tenía que estudiar para poder abrir mi mentalidad a otras posibilidades. El pueblo a veces te encaja en una mentalidad y yo a través del estudio aprendí a pensar por mí misma, a decir lo que yo quería decir, hacer lo que realmente quiero hacer sin que nadie me lo imponga. También algunos se fueron a estudiar a Buenos Aires, a Neuquén, pero los menos.

- ¿Cómo sentís que la sociedad recibe a los jóvenes una vez que empiezan a salir de sus casas?
- Creo que se nos trata de una manera que no es cierta. Se cierran a un estereotipo de que los jóvenes quieren ser streamers, o youtubers, pero no se dan cuenta que es porque si vos te ponés a estudiar y te formás y te esforzás y todo eso, ni siquiera hay una buena remuneración por todos tus años de estudio. Por eso los chicos piensan eso. Y uno tiene que esforzarse por encontrar una salida y nos terminamos apoyando entre pares.
- ¿Qué crees de los adultos? ¿Qué no los entienden, no los escuchan, no les importa, están en otra? ¿Qué sentís de eso?

- No es general porque hay adultos que nos apoyan como los docentes, pero la mayoría están en otra. Yo siento que es como que dicen, ´ah, ellos son jóvenes, son independientes, tienen internet, pueden hacerlo por sí solos´ y los dejan ahí. Parece que fuera más una necesidad de los adultos que de los jóvenes esto de terminar haciendo redes sociales.
- Además del Instituto, ¿tenés otros espacios de socialización? ¿Hacés otra cosa?

- Tengo ganas de empezar voley, pero no tengo muchos contactos, todavía no busqué dónde. Después suelo ir a conocer, porque acá es muy turístico y yo no conocía nada. Cuando venía sólo iba al centro, y ahora quiero conocer la Laguna Willmanco, La Zeta. De acá me encanta ver el bosque, cómo cambia en todas las estaciones. Porque allá es estepa, es chato y frío y afecta en el ánimo, acá los bosques lo hacen todo mágico, parece un bosque encantado, allá encontrás un piche y es noticia. Pero tiene sus cositas lindas, un vallecito que tiene tres puentes, el tercero es el mejor y después allá todo el mundo se saluda, vas al supermercado y estás, ´buen día´, ´buenas tardes´, ´buenas noches´, siempre se saluda, son todos muy amables y eso es lo que más extraño. Acá no te saluda nadie, vas por el camino solo. Cuando vuelvo a San Martín en el colectivo y voy llegando me acuerdo de una canción que es propia del pueblo que se llama Nostalgia San Martíniana, y habla de todo lo que compone al pueblo, de sus valles, de sus praderas, de hasta dónde los montes, y es muy lindo. Y mi gatito Samaritano, estar con mi familia también son cosas que extraño.

- ¿Vas seguido?

- No, no voy seguido. El costo de los pasajes está elevado como para ir un ratito nomás. Entonces solo voy en vacaciones, y si tengo capaz, ahí organizo bien, me voy en algún feriado. Tarda tres horas y a veces más porque van lentito por las curvas, pero lo voy llevando. En algún momento este tiempo va a acabarse y hay que disfrutarlo.

-¿Tenés algún sueño importante que siempre llevas o pensás, que te ilusiona?
- Sí. Cuando vos dijiste que te construiste esta casa, yo dije, ¡guau,! Eso es lo que quiero también, construir mi casita. Y nada, y seguir estudiando, me gustaría experimentar otras cosas, viajar, conocer, cuando estás en el pueblo tenés una mente capaz muy chiquita, no conoces casi nada. Haber venido acá me cambió mucho.

- Hablando de los estereotipos de los jóvenes ¿Te gusta salir?

- Bueno, no me gusta salir, no tomo tampoco, no hace bien. Soy muy tranquila yo y allá en San Martín había bastantes drogas. Me acuerdo que llegaban chicos de Trelew y era un boom, traían de la ciudad y era complicado porque veías chicos de 13 años, más chiquitos que vos, afuera de la escuela, ya consumiendo. Y vos decís ´ay, tienen tanto para disfrutar y una adicción te va lo a quitar´. Y bueno... y acá sí hay algunos así pero no hay que darle tanta trascendencia en el sentido de que también atraviesa otras generaciones. Los jóvenes son más vulnerables por ahí porque no tienen toda la data o experiencia, a veces uno se tira y hace cualquiera. Pero bueno, y para comparar también con ese estereotipo, no es que los jóvenes se drogan, hay mucha gente grande que se droga y más.
- Y para tu generación, ¿qué te gustaría?

-Quizás se perdió ese entusiasmo de ser profesionales en algo, se perdió mucho esa importancia que tenía el ser profesionales en algo, se van por lo fácil pero porque lo difícil es muy difícil. Esto de OnlyFans, de vender fotos nomás de tu cuerpo para obtener por ahí más plata, no está mal, pero bueno, es tu vida, pero por ahí perdés ese entusiasmo del conocimiento, de conocer algo y estaría bueno que vuelva, me genera tristeza. Como que sentís que estás solo nomás, por este sueño, como sapo de otro pozo porque no hay otros que quieran lo mismo. Y después el trabajo, porque te implica todo un esfuerzo, no te da mejores condiciones, a veces incluso lo contrario.

UNA DE JAZ

Dominga

Dejaste tus huellas en la tierra, tus historias en las raíces, ramas y hojas de los álamos, te fuiste y borraron tu rastro.

En los valles y arroyos, los teros preguntan por ti.

Las lomas reclaman tus pisadas, las espinas de los calafates, tu sangre.

La tranquera de tu rancho la abrieron otros y tu sombra desapareció ante su resplandor.

Por Jazmín Jaque