El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció un "golpe de Estado" llevado a cabo por el destituido comandante general del Ejército boliviano, Juan José Zuñiga. Zuñiga, quien fue relevado junto a los demás mandos militares, amenaza con "cambiar el gabinete de Gobierno" y lidera un grupo de militares que ocupan la Plaza Murillo frente a la sede del Gobierno en La Paz. En respuesta a esta situación, Arce y su vicepresidente David Choquehuanca se mantienen firmes dentro de la sede del Ejecutivo, dispuestos a enfrentar cualquier intento golpista y defender la democracia. Mientras tanto, diversos sectores sociales y sindicales en todo el país expresan su apoyo al Gobierno de Arce en medio de la tensión.
La situación genera un clima de incertidumbre en Bolivia, con un grupo de militares aún apostados en la Plaza Murillo. Zuñiga manifiesta su intención de cambiar "el gabinete de Gobierno" para establecer una "verdadera democracia" en el país y promete liberar a todos los presos políticos, incluyendo a la expresidenta interina Jeanine Añez, al gobernador opositor Luis Fernando Camacho y a todos los militares presos.
En respuesta a los acontecimientos, la ex presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, rechaza la movilización irregular de militares e insiste en la importancia de respetar el orden constitucional y llevar a cabo cambios a través del voto en las elecciones de 2025. Por su parte, Diana Mondino, canciller de Javier Milei, también repudia el levantamiento militar y enfatiza que los gobiernos deben ser cambiados exclusivamente a través de las urnas, sin recurrir a golpes de Estado. Según Mondino, "la democracia no se negocia".
En medio de esta crisis política en Bolivia, la situación se mantiene en desarrollo y la incertidumbre prevalece en cuanto al desenlace de los eventos y los posibles escenarios a futuro.