La morosidad en los créditos solicitados por las familias argentinas continuó su escalada en octubre de 2025, acumulando un año entero de incrementos consecutivos y llegando al nivel más alto registrado desde que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) comenzó a recopilar estadísticas en 2010. Según el informe mensual sobre bancos del BCRA, el ratio de irregularidad en préstamos para hogares alcanzó un 7,8% en ese mes, lo que representa un aumento interanual de 5,5 puntos porcentuales respecto a octubre de 2024, estableciendo un nuevo récord histórico.
El deterioro se concentra principalmente en las líneas de crédito orientadas al consumo. Los préstamos personales mostraron una morosidad cercana al 9,9%, mientras que las tarjetas de crédito presentaron un nivel de incumplimiento del 7,7%. En contraste, los créditos prendarios tuvieron un crecimiento más moderado, con un 4,8% de morosidad, y los créditos hipotecarios permanecieron estables, rondando el 1%.
Al analizar el sistema financiero en su conjunto, que incluye tanto a las familias como a las empresas, la morosidad total del crédito llegó al 4,5% en octubre de 2025, mostrando una tendencia al alza. En particular, los préstamos otorgados a empresas registraron una morosidad del 1,9%, cifra que más que duplicó la del año anterior, aunque sigue siendo considerablemente menor que la de los hogares.
Estos datos fueron registrados antes de que se aplicaran las reducciones en las tasas de interés tras las elecciones legislativas de 2025, por lo que los próximos informes podrían reflejar una moderación si el alivio financiero llega efectivamente a los deudores.
Expertos y entidades financieras advierten que el aumento en la morosidad refleja las tensiones que enfrentan los ingresos reales de las familias, quienes sufren una pérdida constante del poder adquisitivo debido a una inflación elevada y salarios que no logran recuperarse en términos reales. El mayor incumplimiento en créditos personales y tarjetas sugiere que numerosos hogares recurrieron al crédito para sostener su consumo y cubrir gastos básicos, lo que ahora evidencia señales de estrés financiero.
Desde la perspectiva del sistema financiero, el crecimiento de la morosidad puede afectar la oferta de crédito, dado que una mayor tasa de incumplimientos suele traducirse en mayores provisiones para incobrables por parte de los bancos y, en algunos casos, en una menor disposición para otorgar nuevos préstamos. Sin embargo, los informes oficiales recientes señalan que la cobertura de riesgos de las entidades financieras supera el monto de créditos en situación irregular, lo que por el momento mitiga posibles tensiones en la liquidez bancaria.