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24 de Diciembre de 2025

YPF se va, el turismo no despega y la producción espera: el balance incómodo del gobierno

A mitad de mandato, la gestión provincial exhibe un gobernador activo y presente, pero con resultados económicos y productivos que no llegan. La salida de YPF, la crisis del turismo, el estancamiento de la producción, los conflictos con trabajadores y las contradicciones del discurso exponen un gabinete que no logra acompañar la intensidad del mandatario.

Por Redacción

Miércoles, 01 de octubre de 2025 a las 09:00

A poco más de dos años de iniciada la gestión, el gobierno de Ignacio Torres enfrenta un balance de mitad de mandato marcado por contrastes: un gobernador hiperactivo en la agenda pública y un gabinete que no logra traducir anuncios y leyes en resultados concretos para la provincia.

Uno de los golpes más severos fue el retiro de YPF de la provincia, un hecho de enorme gravedad por su impacto directo en la actividad hidrocarburífera, el empleo y los ingresos fiscales. La salida de la petrolera estatal expuso la fragilidad del esquema productivo chubutense y dejó en evidencia la ausencia de una estrategia clara para sostener inversiones y puestos de trabajo en un sector clave.

En turismo, el diagnóstico tampoco es alentador. Si bien se impulsaron leyes y ordenanzas para fomentar la inversión privada, esas herramientas no estuvieron acompañadas por obras de infraestructura ni por gestiones estratégicas que permitan despegar a la actividad. El resultado es un sector que no mejora y que, por el contrario, atravesó algunos de los peores años recientes, con caída de reservas, cierre de emprendimientos y creciente preocupación entre prestadores.

La producción muestra un estancamiento similar. El Ministerio del área estuvo encabezado por Laura Mirantes, ex policía sin trayectoria en el sector productivo, una decisión que generó cuestionamientos desde el inicio. Su salida del cargo no implicó un cambio de rumbo: fue inmediatamente reubicada como personal de gabinete con salario equivalente al de ministra, un gesto que para muchos pareció más un premio que una sanción ante una gestión que no funcionó. A esto se suma que el Presupuesto 2026 no contempla fondos para programas de apoyo e incentivo a la producción, profundizando la sensación de abandono del sector.

El cuadro se completa con un gabinete que aparece “dormido”, con conflictos abiertos en casi todas las áreas y una relación cada vez más tensa con los trabajadores estatales. Mientras el gobernador mantiene una agenda intensa y recorre la provincia, crecen los episodios de malestar y reclamos cuando se encuentra cara a cara con empleados y vecinos, una señal de que la realidad cotidiana dista del relato optimista que parece llegarle desde algunos despachos.

También pesan los nombramientos surgidos de acuerdos políticos, que habrían colocado a personas sin la capacitación necesaria en lugares clave. La estrategia de sumar referentes de distintos espacios para debilitar al peronismo terminó diluyendo la identidad política del gobierno, que hoy aparece sin una ideología clara ni un rumbo definido.

En el plano financiero, el discurso del desendeudamiento choca con los hechos. La reciente colocación de Letras del Tesoro por 19 mil millones de pesos para poder pagar el aguinaldo dejó en evidencia las dificultades de caja y contradijo el mensaje oficial de orden y previsibilidad fiscal. Los intendentes, por su parte, observan con creciente preocupación la caída brutal de los ingresos y el impacto que esto tiene en las cuentas municipales.

Nadie pone en duda la intensidad de trabajo del gobernador. Sin embargo, el balance de mitad de gestión sugiere que esa energía debería enfocarse con mayor fuerza en el seguimiento y control de ministros y secretarios. Sin un equipo que funcione, la gestión corre el riesgo de quedar reducida a anuncios, recorridas y discursos, mientras los problemas estructurales de la provincia siguen sin resolverse.