Cada primavera, los campos de tulipanes en Chubut se convierten en una explosión de color que atrae a miles de turistas. Este espectáculo natural, especialmente visible en la zona de Trevelin, se ha transformado en una de las principales postales de la Patagonia y en un fuerte motor para la economía regional.
La temporada genera trabajo, moviliza al sector hotelero y gastronómico, y posiciona a la Cordillera como un destino imperdible. Pero detrás del éxito de los tulipanes, crece también la preocupación por la falta de infraestructura y acompañamiento estatal.
Emprendedores y productores señalan que el esfuerzo privado no alcanza si no se complementa con inversiones públicas en caminos, servicios básicos y conectividad aérea. “El turismo necesita previsibilidad. Sin planificación ni obras, el crecimiento se frena”, expresan.
Un ejemplo claro es la obra del aeropuerto de Esquel, que continúa sin avances concretos. La falta de mejoras en esa terminal aérea limita el arribo de vuelos y dificulta el acceso de turistas a la región, afectando la competitividad de toda la zona cordillerana.
Además, advierten que si se continúa “exprimiendo” el beneficio económico y promocional de los tulipanes sin inversiones ni planificación de mediano o largo plazo, ese impulso terminará agotándose. “El atractivo natural es enorme, pero sin infraestructura y políticas sostenidas, el turismo se debilita con el tiempo”, remarcan desde el sector.
Así, mientras los tulipanes vuelven a florecer y a llenar de vida los valles cordilleranos, el desafío sigue siendo lograr que ese colorido impulso no se marchite por falta de visión y compromiso estatal.