Las plataformas digitales continúan expandiéndose y modificando los hábitos de consumo. En Esquel y en gran parte del país proliferan los centros de distribución y puntos Pickit, mientras los comercios tradicionales buscan estrategias para no quedar atrás.
El crecimiento del comercio electrónico ya no es una tendencia: es una realidad consolidada que transforma el mapa comercial de todas las ciudades del país. La facilidad para comparar precios en segundos, la logística cada vez más aceitada y la diversidad de ofertas convierten a las compras online en la primera opción para una parte creciente de la población.
En paralelo, el comercio minorista tradicional enfrenta un desafío histórico: reajustarse, reinventarse y encontrar alternativas que le permitan competir en un escenario dominado por la inmediatez y la conveniencia.
Centros de distribución y Pickit: un fenómeno en expansión
En los últimos años se multiplicó la apertura de centros de distribución de envíos, depósitos logísticos y puntos de retiro tipo Pickit, que funcionan como nodos claves del sistema de e-commerce.
Esquel no es la excepción. Comercios locales como “Pinocho” se han convertido en puntos estratégicos para el movimiento de paquetes: no sólo de Mercado Libre, sino también de grandes marcas como Nike, Adidas y Puma, además de cadenas nacionales de distintos rubros.
Esta nueva dinámica convierte a algunos negocios tradicionales en actores centrales del entramado logístico digital, incluso cuando no participan directamente en la venta online.
Cierres, mudanzas y la búsqueda de costos más bajos
Mientras el comercio electrónico crece, en la mayoría de las ciudades se observa una tendencia preocupante: el cierre de locales comerciales o el traslado a espacios más pequeños y económicos como única forma de sobrevivir.
Los alquileres elevados, la presión impositiva y los costos fijos reducen el margen de acción de los comercios físicos, que intentan adaptarse a un consumidor que antes recorría vidrieras y hoy recorre plataformas desde el celular.
Un consumidor que compara todo
La disponibilidad inmediata de precios en las plataformas online cambió por completo la lógica de compra. Antes de ingresar a un comercio, el cliente ya sabe cuánto cuesta el mismo producto en Internet, cuál es el costo de envío y qué promociones tiene cada plataforma.
Esto obliga a los negocios locales a replantear estrategias, mejorar la propuesta de valor y ofrecer experiencias o servicios que justifiquen la compra presencial, algo que no siempre es sencillo en tiempos de fuerte ajuste económico.
El desafío de bajar costos y sostener el empleo
En este contexto, se vuelve imprescindible que distintos sectores —Estado, cámaras comerciales, propietarios de locales y comerciantes— generen alternativas que permitan reducir los costos operativos y hacer que el comercio local siga siendo competitivo.
La discusión no es menor: de los comercios dependen puestos de trabajo, actividad económica y vida urbana. Sin políticas y decisiones concretas, la tendencia al cierre podría profundizarse, acelerando un cambio estructural que afectaría a toda la comunidad.
Un desafío colectivo
El comercio tradicional no está condenado, pero sí enfrenta un escenario que exige voluntad, creatividad e innovación. Competir con las plataformas digitales no implica imitarlas, sino encontrar nuevas formas de atraer al cliente, optimizar costos y aprovechar las oportunidades que este nuevo ecosistema también ofrece.
El camino no será fácil, pero es urgente: el futuro del comercio local depende de cómo se actúe hoy.