El presidente argentino busca apoyo político y financiero en Estados Unidos, ofreciendo avanzar en la explotación de recursos estratégicos como el litio, el uranio y la energía. Sin embargo, lo hace sin el consenso de las provincias, verdaderas dueñas de esos bienes naturales.
El presidente Javier Milei mantendrá hoy una reunión con Donald Trump en Estados Unidos, en un encuentro que busca sellar una alianza política y económica clave para el Gobierno argentino. En medio de una situación interna compleja, con caída de reservas, inflación persistente y tensiones sociales, Milei intenta consolidar el respaldo de Washington, ofreciendo como carta de negociación los recursos minerales estratégicos que despiertan interés global: litio, uranio y energía.
Más allá de la afinidad ideológica entre ambos líderes, el punto central pasa por los intereses económicos que Estados Unidos mantiene en la región. Milei plantea avanzar en la explotación de estos recursos bajo un esquema de apertura total al capital extranjero. Sin embargo, lo hace sin el involucramiento de los gobernadores ni el consentimiento social de las comunidades donde esos proyectos se desarrollarían.
La Constitución Nacional establece que los recursos naturales pertenecen a las provincias, pero la gestión nacional de Milei parece omitir ese principio al ofrecer estos activos como parte de su estrategia geopolítica. Es como vender un inmueble siendo dueño solo de una parte y dejando que el comprador después se arregle con el resto.
Cuando la información no está completa y las provincias no son consultadas, cualquier acuerdo posterior se vuelve difícil de implementar, tanto en el plano legal como en el social.
Chubut es un caso emblemático: el Gobierno nacional impulsa la explotación del uranio —incluido en los planes de expansión minera— sin tener en cuenta el fuerte rechazo social que persiste en la provincia hacia la minería a gran escala. El “no a la mina” de Esquel, convertido en símbolo nacional, sigue marcando la postura de amplios sectores chubutenses.
En este contexto, el intento del presidente por ofrecer recursos estratégicos a potencias extranjeras sin diálogo federal ni consenso social abre un nuevo frente de conflicto. Más allá de los acuerdos que pueda alcanzar en Washington, el verdadero desafío de Milei estará puertas adentro: lograr que la Argentina avance sin vulnerar los derechos provinciales ni ignorar la voz de los pueblos que habitan sobre esos recursos.