Las provincias de Chubut y Santa Cruz, situadas en la cuenca del Golfo San Jorge, atraviesan una profunda crisis financiera y laboral en su sector petrolero convencional, distinta a la situación que enfrenta la cuenca neuquina, epicentro del desarrollo de Vaca Muerta.
Estas áreas de producción, que durante décadas tuvieron un rol destacado en el mercado energético argentino, representaron en 2023 aproximadamente el 32% de la producción total de petróleo del país. Sin embargo, en los últimos años han sufrido un deterioro estructural debido al agotamiento natural de sus reservorios, los elevados costos operativos y el impacto del auge de Vaca Muerta, que ha desplazado la atención y recursos hacia la cuenca neuquina.
Empresas clave como YPF, históricamente la principal operadora en la región, comenzaron a reducir su presencia para concentrar sus inversiones en la cuenca neuquina. Esta decisión desencadenó la salida de numerosos proveedores de servicios y provocó una paralización significativa de la actividad petrolera convencional, lo que a su vez derivó en una crisis laboral de gran magnitud.
Se estima que durante 2025 unos 6.000 trabajadores han sido despedidos, además de registrarse incumplimientos en el pago de salarios, aguinaldos e indemnizaciones, situación que ha generado una fuerte conflictividad sindical y la realización de paros que afectan aún más la producción.
En Santa Cruz, a partir del 1 de agosto de 2025, comenzó una nueva etapa en la gestión de los yacimientos maduros abandonados por YPF, que ahora están bajo la administración de la estatal Fomicruz, en un intento por revitalizar la producción y mitigar la crisis en la región.