Después de un prolongado periodo de inactividad en la costa del Nahuel Huapi, finalmente concluyeron los trabajos de desguace del emblemático Flecha del Plata. Este barco, que una vez brilló con esplendor, ahora se convierte en un montón de chatarra, dejando solo recuerdos en la memoria de los barilochenses.
Construido a mediados de los años 80 en el astillero Blue Water Boats, ubicado en Dock Sud, el Flecha del Plata fue concebido originalmente para navegar por el Río de la Plata. Sin embargo, sus características no fueron adecuadas para esas aguas, lo que llevó a su traslado vía terrestre a Bariloche para ser ensamblado y adaptado a las condiciones del Lago Nahuel Huapi.
Tras su reinauguración, el Flecha se transformó en un símbolo turístico de la región. Durante más de dos décadas, ofreció viajes entre Puerto Pañuelo e Isla Victoria, contribuyendo significativamente al desarrollo del turismo lacustre en la zona. Su elegante diseño se integraba a la perfección con el paisaje, permitiendo a los pasajeros disfrutar de aguas cristalinas, relatos de guías y la fresca brisa de la montaña.
Sin embargo, todo cambió en diciembre de 2001, cuando el Flecha realizó su último viaje. Después de ese momento, quedó varado frente al Hotel Llao Llao, en medio de un conflicto legal tras la quiebra de su propietario, Huenul S.A. En 2006, fue rematado a Ingeniería Petrolera S.A. de Buenos Aires, aunque la transferencia jamás se llevó a cabo, lo que marcó el inicio de su largo declive.
Los años de abandono provocaron un considerable deterioro en su estructura, y las gestiones para su remoción resultaron infructuosas. En 2014, gracias a una orden judicial, la Administración de Parques Nacionales logró remolcarlo a Puerto Anchorena, en Isla Victoria. No obstante, el estado del Flecha continuó empeorando, sin recibir el mantenimiento necesario y sufriendo las inclemencias del clima.
En marzo de 2019, el casco experimentó un hundimiento parcial, un hecho alarmante para la comunidad, con un barco histórico convertido en chatarra flotante. Por cuestiones ambientales, fue reflotado con el apoyo de buzos y la Prefectura Naval, aunque la solución resultó ser temporal. El barco volvió a hundirse parcialmente, y quedó inmóvil, esperando una resolución definitiva que no llegaba.
Finalmente, en febrero de 2025, el traslado que todos esperaban se hizo realidad. Tras una meticulosa planificación, el Flecha del Plata fue remolcado hacia el varadero de Parques Nacionales, en Bariloche, con la asistencia del catamarán de Turisur y del histórico Modesta Victoria. Sin embargo, el barco volvió a hundirse parcialmente debido a las condiciones climáticas del lago, aunque logró estabilizarse.
Los trabajos de desguace dieron inicio con el vaciado del agua que había acumulado, seguido del corte del casco. Este proceso se desarrolló ante la atenta mirada de quienes pasaban por el lugar, suscitando reacciones variadas en las redes sociales: mientras algunos expresaban su tristeza por la despedida, otros manifestaban preocupaciones por el impacto ambiental de la labor. Es un momento agridulce, donde el adiós a un trozo de historia y memoria comunitaria se mezcla con la expectativa de cuidar lo que queda antes de que sea demasiado tarde.
El Flecha del Plata ya no es solo un barco; fue parte de la vida de muchos, incluso para aquellos que nunca subieron a bordo. Su presencia adornaba las caminatas, las fotos y los paseos en familia. Verlo desvanecerse de esta forma, cortado en partes, resuena con la dura realidad de que no todo lo que valoramos puede ser preservado para siempre.