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25 de Junio de 2025

El deporte como contención: "El boxeo enseña una ética por fuera del entrenamiento"

Paula Omad es Directora de la Escuela Municipal de Boxeo a la que asisten cuarenta adolescentes de diferentes barrios. Su propio carácter lo forjó entrenando y sabe que en este contexto el deporte cobija: "Propuse que los chicos usaran la misma ropa y hoy no dicen ´voy al gimnasio municipal´, dicen ´voy a mi gimnasio´, lo que necesitan es pertenencia". 

Domingo, 15 de septiembre de 2024 a las 06:00

Paula Omad nació en Bolsón y siempre estuvo vinculada al deporte. Criada entre colonias barriales y clases de cuanto deporte se le cruzara, no recuerda otro deseo en su vida que el de ser Profesora de Educación Física. Llegó a Esquel en pandemia y empezó de cero vendiendo ensaladas de fruta para llegar a ser en la actualidad, la Directora de la Escuela Municipal de Boxeo a la que asisten más de cuarenta adolescentes: “El deporte enseña disciplina y en el caso particular del boxeo también una actitud ética con la vida”.

UNA CHICA QUE SE ENOJABA FÁCIL

La perspectiva con la que Paula ve el deporte no sólo trata de hacer algo para promover la salud sino también para generar lazos sociales sanos y de contención, otro de los aspectos que fueron influenciados por su familia. Y que en el contexto siguen siendo primordiales.

- ¿Cuándo comenzó a gustarte el deporte?

- Mi papá nos crió en las colonias barriales, estábamos todo el día en el gimnasio, él fue Director de Deportes en Bolsón y por eso también pude probar muchos deportes. Hice hockey, handball, competí muchos años en equitación, hasta ajedrez, todo lo que imagines. Unos años después nos fuimos a vivir a Roca.

- ¿Qué es lo que más te gustaba?

- Lo que más me gustaba era divertirme como a todos los chicos, nunca fui muy competitiva. Los deportes que más me marcaron fueron hockey y boxeo. Jugaba al hockey y tenía mi grupo de amigos de ahí, lo cual me enseñó la importancia de practicar un deporte, tener un club, un lugar de pertenencia. A mi y a mis amigos en la adolescencia nos marcó mucho porque más allá de jugar, después salíamos a bailar, o hacíamos otras cosas y todas éramos de diferentes barrios, nos unía el deporte.

- ¿Cómo llegaste al boxeo?

- A mis 16 más o menos me encontraron un tumor en una pierna y resultó que eran tres, pero estaban encapsulados y por eso no eran de riesgo. Me operé y me quedaron dos, por eso me dijeron que no podía recibir impactos en las piernas, tuve que hacer rehabilitación y me dio miedo volver a jugar. Así que me metí en un gimnasio y bueno, yo era medio problemática, me encantaba agarrarme a las piñas, había una sensación de adrenalina... yo se lo cuento ahora a mis alumnos como mal ejemplo. Ahí al fondo del gimnasio daban boxeo y estaba muy de moda La Tigresa Acuña y fui a ver, me anoté y a los dos meses peleé. Me cagaron a trompadas pero bueno, de ahí ya no dejé nunca más de boxear y encontré una adrenalina sana, me encaminó, yo no quería lastimar a nadie, quería jugar- Me bajó 50 Paulas porque yo me creía que me comía el mundo, eso y el cansancio de los entrenamientos. Mi entrenador me pasaba a buscar a las seis de la mañana a correr, me acompañaba en bici con su perro y después a la tarde practicábamos boxeo.

DEL ENOJO AL CANSANCIO

El enojo se transformó en cansancio y el cansancio en disciplina: “Yo me preguntaba ¿por qué me canso? ¿Qué estoy haciendo mal? Y por ahí me pasaba que mis amigas se iban a tomar mate o a juntarse a la noche en El Canalito y yo tuve que empezar a regularlo, a darle equilibrio”, cuenta. Esta vivencia marcó su mirada sobre el deporte y los objetivos que busca entrenando jóvenes.

- ¿Qué te hizo gustar del deporte?

- Eso, el entrenamiento. Yo supe siempre que iba a ser Profe, no era un mandato y de hecho me hice dos test vocacionales. El primero después de intentar estudiar la carrera en La Plata, medio que no me encontraba, si llegaba sobre la hora me tenía que sentar en el pasillo a escuchar las clases. Me fui porque no me gustaba y me hice otro test y me salió lo mismo. Después me di cuenta que el problema no fue la carrera sino el lugar. De hecho hoy si lo pienso me doy cuenta que en realidad no era Educación Física sino algo como kinesiología, porque me gusta el entrenamiento. Lo que hace en mí y en los demás, no me dediqué tanto a lo físico sino a lo deportivo.

- Te referís a algo más integral.

- Sí, un poco la profesión de mi papá, por otro lado mi entrenador que tenía problemas con el alcohol pero nunca jamás faltó ni tuve un problema por ello, me hizo dar cuenta de la importancia de la contención del deporte, de la prevención. Así que estudié en Buenos Aires y trabajé en un gimnasio con jóvenes con problemas de adicción y eso me abrió la parte social.

DEL ENTRENAMIENTO FÍSICO AL DEPORTE SOCIAL

Como deportista nunca se interesó por competir, como entrenadora tampoco por sacar un campeón: “A mi me interesa formar chicos, acercarlos a otra realidad, prevenir a través del deporte”, detalla Paula. Allí nació su primer hijo y decidió mudarse a Esquel donde reside parte de su familia. Llegó en 2019 sin trabajo y con su pareja se pusieron a hacer y vender ensaladas de frutas.

- ¿Cómo se te ocurrió?

- Es que si bien mis papás nos podían ayudar, llegamos en la previa al verano y mi mamá nos tiró la idea. Fue un negoción, funcionó un montón y así juntamos para empezar a dar clases de boxeo por hora en un lugar que subalquilamos. Después el club Esquel Paddle nos ayudó un montón y estamos muy agradecidos porque nos dieron todo, nos dijeron: ´crezcan´, esas fueron sus palabras. Nos prestaron el gimnasio y seguimos dando clases ahí. Hoy estoy a cargo de la Escuela Municipal de Boxeo y de los adultos mayores en el Gimnasio Municipal.

- ¿Cómo es esa experiencia?

- Con los adultos mayores es como que son eternos adolescentes, son una risa y lo que necesitan es un espacio de socialización, que no hay mucho acá. En la Escuela de Boxeo la experiencia es diferente, el boxeo es un deporte al que asisten chicos de todos los barrios, tenemos un popurrí de Matadero, Ceferino, Badén, 150 viviendas y hay mucho trabajo por hacer. Con los adolescentes hay que hacer un trabajo fuerte de prevención, porque no te hablo de fumarse un porro, sino que estén todo el tiempo rodeados de por ejemplo cocaína y otras cosas con las que están constantemente en contacto. Si no es consumir, es vender y yo creo que puedo hacer mucho desde lo deportivo. Está como de moda ponerse re en pedo o hacer cualquiera, todos fuimos adolescentes y tengo presente esa vivencia, pero se ven muchos chicos tirados y lo que estamos viviendo es que se está volviendo común de ver. Lo tomamos como algo común y hay una frase re quemada pero que dice ´que una hora más en el gimnasio es una hora menos en la calle”, cualquier deporte, individual o en equipo implica disciplina, ordenarse. ´Mañana juegan partido a las 11 o che, mañana peleás´. El boxeador ya sabe que si pelea el sábado, el jueves se guarda, pero con los chicos sólo pretendo que se cuiden, que tengan compromiso porque individual o grupal en el deporte se trabaja con otros, busco sobre todo que haya un sentido de compañerismo.

- Tenés un montón de alumnos en la Escuela de Boxeo, ¿Cómo generás esa motivación?

- Por ejemplo propuse algo que surtió efecto y es que compráramos todos la misma ropa, que empiecen el gimnasio y que no sea un depósito donde dejar a los chicos como cosas, sino que sientan que es un lugar de pertenencia y eso está bueno. De pronto cuidan el Gimnasio, los guantes, tiene una campera que dice Boxeo Municipal y pertenecen al lugar. Hacer que se arraiguen,

no que digan ´voy al gimnasio municipal´, sino ´voy a mi gimnasio´, yo soy medio hincha con las faltas, suelen ausentarse por supuesto diferentes motivos, pero ellos saben que las puertas están abiertas igual.

EL DEPORTE, UN TERRITORIO DE DESAFÍOS Y CONQUISTAS

Como la gran mayoría de los docentes, Paula decide exceder sus responsabilidades y seguir uno a uno su situación. Algunos llegan por problemas de conducta en la escuela y ella entiende que los ámbitos son distintos: “Trato de mirarlos desde otro lugar, porque son chicos con valores, busco eso. Porque si vos todo el tiempo le decís a un chico ´sos malo´, se lo va a creer. El deporte me permite resaltarle lo que hace bien y decirle todo el tiempo ¡muy bien! ¡muy bien! Y por ahí un año después viene contento a contarme su propio logro, y es que no se llevó las materias”, explica Paula.

- ¿Qué otras cuestiones tratas de aplicar?

- Organizo por ejemplo exhibiciones donde hacemos un evento como un regalo por el esfuerzo que hacen. Uno de mis alumnos mejoró en la escuela, cambió su actitud, ayuda a su mamá, entonces creo que esas cosas hacen que cambien su actitud. Yo a los chicos no sólo los entreno, los conozco al punto que los puedo cagar a pedos. Yo sé lo que les pasa, sé si están mal, también hablo con sus padres pero preservo la confianza del vínculo.

- ¿Qué crees que hay en particular en el boxeo?

- Hay algo cercano a ciertas experiencias a través del boxeo. Creo que hay un tabú social con el boxeo porque muchos dicen ´¡Ay, que deporte violento!´ y pienso que es todo lo contrario porque si bien se golpean, las reglas del boxeo están encuadradas para que no se lastimen. No conozco chicos que aumenten la violencia, funciona mucho con chicos con ira, con problemas de carácter. Y creo que es porque es un entrenamiento durísimo, estás ahí tirando y recibiendo y después no te quedan ganas. Además a medida que van aprendiendo, o que logran la licencia, lo tienen estrictamente prohibido, no se pueden agarrar a las piñas y aprenden una responsabilidad, porque tienen un poder. El boxeo apunta a un comportamiento ético por fuera del entrenamiento.

 

“MIRARLES LAS MANOS”

Paula dice que la ´bajada de línea´ está clarita: “Yo les miro las manos, soy medio hincha”. Enseña una actitud adentro y afuera del ámbito de boxeo, “sí, definitivamente se terminan atajando cosas que deberían ser atajadas en otros espacios. El otro día me hablaban de una chica que sufría bullying y le dije que le recomendara boxeo, porque a ella le va a hacer sentir que se puede defender, no por usar las manos, sino por la experiencia que es como un empoderamiento”, explica.
- ¿Cómo es ese aprendizaje?

- Es que pasa que muchos chicos que sufren bullying son callados, tranquilos y que encuentran en el boxeo la experiencia de ´yo puedo hacer esto´ y de pronto empiezan a poner límites, ganan una seguridad. Sí pueden algo en el boxeo, después se dan cuenta que aquello que quizás no podían, en realidad sí, hay chicos muy sumisos que les cuesta un horror decir que no. Verlos aprender eso es una experiencia enorme. Encima después vienen y te lo cuentan, lo comparten.

DEPORTE ES COMUNIDAD

La perspectiva de Paula sobre el deporte le ha permitido no sólo dirigir la Escuela de Boxeo Municipal sino también lograr una comunidad de chicos que se entrenan y son parte “de algo”, también una historia para ella. El deporte es la vida de muchos, y de ella también.

- ¿Y qué ves del deporte acá?

- Viví en varios lugares y nunca ví una ciudad con tanto deporte. Vas a la ruta y ves gente corriendo, a La Zeta y otros en bici, es una ciudad muy deportiva, atraviesa a todos incluso aunque no les guste. Ves gente en las vías, por todos lados, son pocos los sedentarios.

- ¿Qué te ha dado el deporte?

- Me dio la vida, empecé a trabajar cuando estudiaba y hoy sigo en lo mismo. Me dio mi marido, mi hijo, una familia. Es mi vida cotidiana, todos los días estoy en el deporte y si descansamos, el fin de semana nos vamos a acompañar a mi hijo que también practica deportes. Y mi trabajo, nosotros a Esquel le debemos muchísimo, me encanta trabajar con adolescentes, tenemos amigos, una casa, crecimos. Y lo que más me enseñó es la disciplina como forma de vida y así lo enseño.