En el comienzo de este nuevo año, los gobernadores han perdido el protagonismo que tuvieron en 2024 y que los situó en el centro de la discusión nacional. Parece que las cosas han cambiado, al menos un poco. La economía muestra signos de leve repunte y la imagen de Javier Milei ha tomado relevancia, lo que ha llevado a que disminuya la beligerancia que había antes.
Los gobernadores ya no se refieren a líderes nacionales y buscan proteger sus respectivos pagos en lugar de participar en un proyecto nacional. Además, la llegada de La Libertad Avanza (LLA) a todos los distritos ha generado nuevas discusiones sobre las alianzas políticas, aunque aún no se han visto los resultados concretos. Cada provincia tendrá cierres distintos y no habrá correspondencia entre un distrito y otro.
Esta atomización de los gobernadores en comparación con el esquema anterior es una oportunidad para la Casa Rosada, que se prepara para negociar directamente y ganar más fuerza en los territorios donde LLA hará su debut. Los gobernadores ya no tienen jefes, los peronistas no responden a Cristina, los radicales no responden al Comité Nacional, y muchos están "sueltos".
Esta situación les brinda una ventaja a la hora de establecer un diálogo directo sin intermediarios en un año electoral en el que el Gobierno busca terminar como la primera minoría en el Congreso. Sin embargo, el Senado es un desafío más complejo.
Es interesante ver qué ha quedado de aquellos rebeldes patagónicos que parecían buscar el separatismo hace apenas un año. Lo mismo sucede con Juntos por el Cambio, que tuvo una unión considerable entre sus gobernadores, pero que ahora parece pulverizada. Aunque aún existe la posibilidad de que haya un resurgimiento en alguna comarca gracias a la alianza entre un sector del radicalismo y otro del PRO.
Por otro lado, la populosa liga de mandatarios del PJ ha disminuido tras las elecciones de 2023 y se ha ido debilitando aún más durante la gestión de Milei. Los pocos que formaban una oposición fuerte ahora permanecen en silencio.
Los mandatarios se están reuniendo con una lógica diferente, más centrada en intereses comunes que en ideologías. Hay grupos como la Región Centro y las Mesas de Litio y del Cobre que están articulando políticas junto con el gobierno nacional y las empresas.
Hoy en día, el diálogo más transversal se centra en la alerta sobre el Presupuesto. Si el Presidente insiste en presentar un Presupuesto negativo, seguramente se unificarán criterios. Las provincias están evaluando las nuevas medidas que buscan reducir impuestos o retenciones y están analizando el impacto que tendrán.
En algunos distritos mencionan que aunque se haya reducido el tono confrontativo, "cuesta que resuelvan las cosas que planteamos".
Las cartas están sobre la mesa. Recientemente, Torres y Frigerio anunciaron una reducción de impuestos provinciales, en línea con lo solicitado por el gobierno nacional.
Los peronistas han dado un paso al costado. Primero, debido a los problemas internos en la provincia que los han absorbido y los han llevado a decir "Preservémonos acá". El segundo punto es la escalada de la interna entre Kicillof y La Cámpora, en la que nadie quiere quedar atrapado.
En cuanto a la preservación de lo local, no solo los peronistas, sino también los radicales y los provincialistas han decidido despegar las fechas de las elecciones locales, una tendencia que se está volviendo mayoritaria.
¿Quiénes están desdoblando elecciones y desafiando a Milei? No necesariamente están desafiando a Milei. La idea es que a LLA tampoco le interesa, en esta etapa, poblar las legislaturas provinciales.
Hasta 2023, la discusión previa a las elecciones era similar en todos los distritos. ¿El peronismo se mantiene unido? ¿Juntos por el Cambio se conforma en todas las provincias y quién encabeza? La aparición de LLA ha complejizado todo el sistema.
Nadie descarta nada. La alianza con el PRO, la ruptura total o acuerdos parciales están sobre la mesa. El escenario político está en constante cambio y todo puede suceder.