El tremendo incendio que desde hace días asola a El Bolsón va dejando miles de historias a su paso. Pero no todas son de desolación, también las hay de esperanza y amor. Por eso, InfoCordillera estuvo en el lugar para poder plasmar en palabras una de esas viviencias.
El fuego arrasó con todo a su paso en Mallín Ahogado. Árboles, campos, estructuras. Pero hubo algo que no logró consumir: la esperanza y la solidaridad de quienes luchan día a día contra el avance de las llamas. En medio de este drama, la historia de Fermín Acevedo y Jénifer Rojas es un reflejo de la fortaleza humana ante la adversidad.
Llevaban 16 años juntos y dos hijos cuando, después de mucho insistir, Fermín logró lo impensado: convencer a Jenifer de casarse. Tenían todo listo. El sábado sería el gran día. El parque estaba preparado, la barra montada, la ilusión en su punto máximo. Pero el destino tenía otros planes. El fuego llegó y lo cambió todo.
"Esperamos 17 años, podemos esperar un poco más"
La casa se salvó, pero el lugar donde celebrarían su boda se convirtió en un centro de acopio. "Ahora hay mercadería, zapatos, usamos todo igual", cuenta Jenifer, sin perder la sonrisa. "No se perdió nada. Hay tiempo. Esperamos 17 años, nos vamos a esperar un tiempo más".
Entre bromas para aliviar la tensión, Fermín sostiene que lo más importante sobrevivió al incendio: los anillos. “Lo primero que saqué”, dice con una risa nerviosa. Pero lo que realmente se rescató no fue solo un símbolo, sino el amor y la unión de una familia que supo priorizar lo que importa.
"En cuestión de minutos, el fuego estaba encima"
El avance del incendio fue feroz. Jenifer recuerda el pánico del momento: "Eran las 5:20 de la tarde cuando Fermín me dijo 'llevate a los nenes'. Agarré a los chicos, al perro y salí. Cuando volví, ya se había descontrolado todo". Su prioridad, además de su familia, eran sus gatos. Entre el humo y la desesperación, logró encontrarlos y salir corriendo antes de que el fuego consumiera todo a su alrededor.
La casa resistió, pero el cansancio pesa. "Dormimos poco, y cuando dormimos, es con nervios", confiesa Fermín. "Pero seguimos acá, haciendo guardia, ayudando a quienes sí lo perdieron todo".
La solidaridad que no se quema
Más allá del miedo y la tristeza, algo los mantiene en pie: la ayuda desinteresada de la comunidad. "Nos emociona la gente que viene sin ninguna bandera, sin querer fotos ni reconocimiento. Solo dejan lo que pueden y se van".
Mallín Ahogado se sostiene sobre esa misma base: personas que, incluso en medio de su propio dolor, extienden la mano a quienes más lo necesitan. La pareja no solo se ha salvado, sino que ahora se ha convertido en un pilar para otros.
El casamiento tendrá que esperar, pero no el amor. "Finalmente, cuando sea la boda, ¿nos invitan?", preguntamos. Jenifer sonríe, con esa certeza que solo dan los vínculos más fuertes. "Obviamente. Van a ver que lo logramos".
Y no cabe duda de que así será.