Algunas historias se cuentan solas. Otras hay que escucharlas con detenimiento, entre silencios que pesan y recuerdos que todavía duelen. Por eso en una nueva edición de este ciclo de entrevistas de Info Cordillera dialogamos con Cecilia Gallardo, actual directora de Operaciones de Protección Civil de la provincia de Río Negro, quien es mucho más que una funcionaria: es la memoria viva de emergencias que marcaron a la región y el alma detrás de muchas respuestas silenciosas que salvaron vidas.
Nacida y criada en El Bolsón, Cecilia recuerda el camino recorrido desde aquel primer voluntariado en Bomberos, donde empezó “ad honorem”, ayudando con tareas administrativas. “Después me empujaron a ser bombera”, dice con humildad, hablando de Hugo Fernández, el hombre que la formó y cuya ausencia aún se siente fuerte en cada operativo. “Él nos inculcó no solo el trabajo, sino el compromiso con la gente, con los que están lejos, con los que no ven a nadie durante meses.”
Vocación en caminos que pocos recorren
Desde los parajes más remotos de la Línea Sur hasta zonas al límite con Chubut o Neuquén, Cecilia ha recorrido casi toda la provincia. “Hay caminos donde pasa un solo vehículo al mes, si pasa. Pero llegar con leña, gas o un medicamento a una familia que hace semanas que no ve a nadie... eso te llena el alma. Eso justifica todo.”
La rutina incluye jornadas extenuantes, a veces con comunicaciones nulas y traslados por caminos intransitables. En cada lugar, hay una historia: un mate, una torta frita, una charla que rompe el aislamiento. “Ellos te esperan con lo poco que tienen. Te ofrecen su mesa, su tiempo. Es tan fuerte el vínculo que se genera en esos minutos...”, cuenta con emoción.
El dolor de la emergencia: el volcán y la pandemia
Entre las vivencias más duras, Cecilia no duda en mencionar la erupción del volcán Puyehue en 2011. “Fueron tres meses fuera de casa, con pérdidas incalculables: animales, cultivos, viviendas. La desesperación de la gente era muy profunda. Eso me marcó mucho.”
La pandemia, sin embargo, dejó heridas más personales. “Nos tocó trabajar sin descanso, aislarnos, volver a nuestras casas solo por videollamada. Yo me contagié de COVID, y al poco tiempo falleció Hugo. No pude despedirme, estábamos aislados. Eso no lo superás fácil.”
El fuego como amenaza constante
El incendio de Cuesta del Ternero, y más recientemente el de Confluencia, pusieron nuevamente a prueba el temple de Cecilia y su equipo. “A veces hay que tener la cabeza fría cuando todos están en pánico. Este último verano cuando se desató el incendio en Mallín Ahogado, llegamos, cargamos lo que teníamos y fuimos derecho al humo. Había que evacuar, sacar a la gente de los refugios. El fuego avanzaba y no daba tregua.”
En uno de los operativos, en medio del humo y las llamas, evacuaron a más de 700 personas en un solo día. “Era coordinar, hablar, calmar, proteger. No podés colapsar, no hay espacio para eso.”
Detrás del uniforme, una madre, una hija
“Crie a mis hijos con ayuda de mis padres. Cuando tenía que viajar, ellos estaban ahí. Mi mamá todavía lo está. Mi papá ya no, pero nos dejó muchos recuerdos hermosos.” Cecilia habla de su familia con la misma ternura con la que narra sus recorridas. “Ser madre y trabajar en emergencias no es fácil, pero con redes de amor se puede.”
La memoria de Hugo Fernández, siempre presente
La figura de Hugo Fernández aparece en cada rincón del relato. “Fue más que un jefe. Fue quien me guio, me formó, me hizo crecer. Hay días que siento que sigue acá, en la oficina. En cada salida, lo llevamos con nosotros. Nos protege, estoy segura.”
No todos los héroes usan capa
Cecilia Gallardo no se autodefine como heroína. “Soy parte de un equipo. Acá nadie puede solo.” Pero cualquiera que haya trabajado con ella —y son muchos— sabe que hay algo especial en su forma de liderar. No grita, no impone. Escucha, pregunta, acompaña.
Hay en ella una forma de hacer las cosas que no responde a manuales, sino a humanidad pura. El mate compartido, la leña entregada a tiempo, el llamado que llega a las tres de la mañana porque alguien la necesita.
El hilo invisible que teje comunidad
“Protección Civil no es solo camiones, mapas y chalecos. Es una red de vínculos. Es saber que, si hay un temporal de nieve, vas a estar. Que, si una mujer mayor se queda sin calefacción, alguien va a ir. Que, si hay un incendio, no vas a dudar.” Esa certeza, dice Cecilia, es lo que los mantiene en pie.
No hay horarios, no hay feriados. Solo una palabra que se repite como mantra: volver. Volver al origen, a la gente, a lo que importa. Volver incluso cuando ya no queda nada.
Cecilia Gallardo no es solo una funcionaria pública. Es una constructora silenciosa de comunidad. Una mujer que eligió estar donde otros no llegan, que transforma cada emergencia en un acto de humanidad. Su historia es también la historia de cientos de pobladores, de caminos polvorientos y mates compartidos. Es la historia de una vocación que nunca descansó.