Este 2 de noviembre, el Cuartel de Bomberos Voluntarios de El Bolsón celebra su aniversario número 46, recordando casi cinco décadas de servicio, compromiso y trabajo en equipo. Con orgullo y una emoción evidente, Luis Águila, uno de sus miembros fundadores, repasa los inicios humildes del cuartel, los sacrificios de aquellos primeros años y cómo, con la ayuda de vecinos comprometidos, fue creciendo hasta convertirse en un símbolo de protección y valentía para la comunidad.
Luis, nacido en El Bolsón en 1957, recuerda que el pueblo en su juventud era muy distinto al de hoy, con no más de 5,000 habitantes y pocas infraestructuras. Los incendios forestales y ocasionales incendios en viviendas se combatían como se podía, con escasos recursos y sin un cuartel de bomberos. Sin embargo, el destino lo llevó a Bahía Blanca, donde él y sus hermanos estudiaban en una escuela de artes y oficios, y fue allí donde Luis tuvo su primer acercamiento al mundo de los bomberos.
“En la escuela, por una obra que se estaba haciendo a veces se necesitaba mucha agua, y recuerdo cómo llegaban camiones de bomberos de Bahía Blanca, de Ingeniero White, incluso de Prefectura,” relata Luis. “Yo veía todo aquello y pensaba, ¿por qué no tenemos bomberos en El Bolsón?” Con esa idea en mente, volvió a su ciudad natal y empezó a reunir a sus hermanos y algunos vecinos interesados para formar lo que sería el primer grupo de bomberos de El Bolsón.
Luis cuenta que, en los primeros años, el equipo consistía apenas en ellos mismos y algunos baldes de lona. La comunidad era pequeña, y cuando se daba una emergencia, los bomberos voluntarios hacían lo que Luis llama “la caravana humana”: vecinos y voluntarios formaban filas y se iban pasando los baldes de mano en mano para intentar controlar el fuego. “Nos reuníamos en la esquina donde hoy está la estación de servicio de Jalil, éramos ocho o diez, y salíamos como podíamos. Al principio, la gente nos seguía para ayudar, porque no teníamos cuartel ni equipo, sólo muchas ganas de ayudar,” recuerda con nostalgia.
El cuartel se fue formando oficialmente en 1977, tras varios incendios en la zona que mostraron la necesidad urgente de una respuesta organizada. “Poco a poco empezamos a adquirir más cosas. Conseguimos una sirena y la pusimos arriba de la carpintería de mis padres. Cuando sonaba, era el aviso para todos de que había que acudir. Cada uno dejaba lo que estaba haciendo y salíamos a enfrentar lo que fuera,” relata.
Con el paso de los años y un incansable esfuerzo, el cuartel fue creciendo, logrando obtener un camión propio y más herramientas de trabajo. Hoy, tras casi cinco décadas, el cuartel cuenta con más de 50 bomberos activos y dispone de la infraestructura y los recursos necesarios para hacer frente a emergencias de todo tipo. “Jamás imaginamos llegar a lo que tenemos hoy, pero el entusiasmo y el compromiso siempre han sido los mismos,” afirma Luis con la voz quebrada por la emoción.
Entre los recuerdos más intensos de su vida como bombero, Luis destaca uno en particular que, según él, marcó al cuartel para siempre. En 1978, El Bolsón se hizo conocido a nivel nacional debido a un accidente aéreo en el que un avión Twin Otter, que trasladaba al entonces gobernador de Santa Cruz, se estrelló en el Cerro Piltriquitrón. “Era un día de agosto y había mucha nieve. Nos informaron del accidente, y subimos como pudimos con lo que teníamos. Fue una experiencia difícil, nos encontramos con una situación de mucho dolor,” recuerda. “Nosotros éramos encargados de recibir los cuerpos que bajaban en helicóptero y transportarlos en la ambulancia. Fue uno de los momentos más duros que hemos vivido, una tragedia que marcó al cuartel y a la comunidad.”
A pesar de las dificultades, Luis reconoce que formar parte del cuartel fue una experiencia que lo enriqueció enormemente. “Ser bombero voluntario no es fácil, y tampoco es algo que puedas dejar, así como así. Hay algo en ti que se queda, que te conecta para siempre con este trabajo y con la gente a la que ayudas,” explica. “Aunque ya no esté en el cuerpo activo, sigo colaborando desde la comisión directiva. El cuartel es parte de mi vida.”
Luis también reflexiona sobre los desafíos y las críticas a las que a veces los bomberos voluntarios se enfrentan. “Hay personas que no entienden que llegamos lo más rápido que podemos. Muchos de nosotros estamos trabajando cuando suena la sirena, y hay que llegar al cuartel, ponerse el equipo y salir. No es instantáneo,” aclara. “Siempre tratamos de hacerlo lo mejor posible. La comunidad de El Bolsón es parte de nosotros, y hacemos este trabajo porque queremos cuidar de todos.”
En vísperas de este aniversario, Luis hace un llamado a la comunidad para reconocer y apoyar el trabajo del cuartel, recordando que los bomberos están siempre listos, sin importar la hora ni el riesgo, para proteger a su gente. “Lo que hemos logrado aquí es gracias a todos, al esfuerzo de cada vecino que nos apoya y confía en nosotros,” expresa emocionado.
Este sábado, los bomberos voluntarios de El Bolsón celebran su aniversario no solo como un momento para mirar al pasado, sino también para renovar el compromiso que los une con la comunidad. Hoy, nuevos integrantes se suman al cuartel, listos para asumir la responsabilidad de cuidar de su gente, de proteger su tierra y de continuar el legado de valentía y dedicación que iniciaron aquellos primeros hombres y mujeres hace 46 años.