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11 de Agosto de 2025

Luis Albornoz: un verdadero ejemplo de cómo transformar el dolor más grande en ayuda al prójimo

Luis Albornoz, es un reconocido vecino de El Bolsón con una trayectoria de años en salud pública donde siempre se ha destacado por su trato humano. A raíz del golpe más fuerte que uno puede recibir, como es que le hayan arrebatado de forma violenta la vida de su hijo, supo juntar fuerzas y transformar ese dolor inmenso en ayuda para otras personas que transitan por este triste camino. InfoCordillera tuvo oportunidad de entrevistarlo y conocer un poco más sobre su vida.

Sabado, 03 de agosto de 2024 a las 07:18

A Don Luis, como le llaman muchas personas, en infinidad de veces le hemos hecho notas, ya sea por su trabajo como enfermero de años dentro del Hospital de El Bolsón o por su compromiso a través del Grupo “Justicia Comarca” que nuclea a familiares de víctimas de hechos violentos. Pero en esta oportunidad, lo visitamos en su domicilio para conocer un poco más de su historia de vida: y el no solo nos abrió las puertas de su hogar, sino también de su corazón.

Cabe destacar que Luis recientemente recibió el alta, luego de estar internado en San Carlos de Bariloche durante varias semanas mientras le realizaban un tratamiento oncológico, por lo cual valoramos todavía mucho más, el tiempo que pudo dedicar para realizar esta entrevista íntima de InfoCordillera.

Comenzando la charla y queriendo conocer sobre su infancia, nos cuenta: “Yo en realidad nací en Llanada Grande, Chile, a unos 60 kilómetros de El Bolsón, allá por el año 1960 pero ya de chico, cerca de los 2 o 3 años es que nos vinimos a esta zona, porque mi mamá junto con mi tía, venían a trabajar en una hostería en Las Golondrinas”.

“La escuela la hice en Bariloche y los recuerdos más vívidos que tengo de mi infancia son de cuando veníamos en el verano y nos quedábamos en la chacra de mi bisabuela en Lago Puelo, Aurora Cerda, que fue de los primeros pobladores de toda esta región”, detalla, recordando que “junto con otros chicos nos escapábamos hacia el lago por un camino alternativo que había que se llamaba de los Antiguos Pobladores donde estaba lleno de frutales y teníamos toda la zona para nosotros, lo que vivíamos como una verdadera aventura”.

Sobre cómo llegó la profesión de la salud a su vida, nos cuenta que “yo fui exceptuado del servicio militar y para que me firmen la Libreta de Enrolamiento tuve que viajar hasta el Distrito Militar en Viedma y viajé con la idea de estudiar Medicina y llegué a rendir varias veces el ingreso, pero me fue mal porque por aquel entonces estaba el CBU que era como un filtro y no entraba cualquiera y fue así que empecé a estudiar Enfermería”.

“Esto lo estudié en Buenos Aires donde me recibí con muy buen promedio como Auxiliar en Enfermería y a partir de ahí hice toda mi carrera hasta que llegué en el año 1989 a concursar en la Provincia de Río Negro e ingresé en el Hospital Zonal de Bariloche y allí comencé a desarrollar mi profesión”, relata, agregando que “con el pasar de los años seguí capacitándome y me hice enfermero profesional y finalmente, gracias a un convenio con la Universidad  San Juan Bosco de la Patagonia, nos dieron la posibilidad de hacer la Licenciatura y llegué a ejercer como docente universitario también. Y así llegué al día de hoy que ya estoy próximo a jubilarme”.

Cuando le preguntamos qué es lo más lindo que le ha dado su profesión, se le ilumina la cara y reconoce que “el intercambio humano es algo que no te lo enseña ningún libro ya que uno puede saber muy bien de anatomía o fisiología, pero el trato con las personas viene con vos y creo que este aspecto es lo que más me ha gustado de este trabajo” remarcando que “en este tiempo que me ha tocado como se dice, estar del otro lado del mostrador, uno siente que se te atiende y brinda la prestación, pero después, listo, y falta el contacto humano, el preocuparse de cómo se siente uno y siento que eso se está perdiendo poco a poco. Por eso, pienso, ha sido de lo que me ha diferenciado y en este tiempo lo he podido comprobar, con tantas muestras de solidaridad de gente que en algún momento he atendido en el Hospital se nota que he dejado huella, aunque uno quizás ni se acuerde”.

Le preguntamos, si hoy día, mirando hacia atrás en el tiempo, le gustaría haberse dedicado a otra cosa, a lo cual, sin dudar nos dice que no. “Me quedo con mi profesión y todo lo que me ha dado”.

Y recorriendo la vida de Don Luis, llegamos uno de los momentos más duros que le tocó vivir: el 13 de febrero del año 2016, su hijo Matías era asesinado a pocos kilómetros de El Bolsón en un hecho de inseguridad. A partir de allí todo cambiaría…

“Eso es algo que es imposible olvidar ni un solo minuto y lo voy a llevar a cuesta toda la vida” expresó, señalando que “te vas acostumbrando, pero la silla vacía siempre está. Quizás hay momentos en que te acordás más, otros menos, pero la ausencia siempre está presente y es también lo que te da fuerzas para luchar por otros”.

Al consultarle sobre los recuerdos más presentes que guarda, nos cuenta que “del Mati tengo muy presente las cuestiones de la vida misma, lo cotidiano que viví junto a él”.

“Sé que él está siempre presente y en cada ayuda que le brindás a alguien, sabés que la memoria de él sigue viva”, nos indica.

Asimismo, explica que “la verdad que muchas veces uno se pregunta: ¿Por qué a mí? Pero también reflexionás y decís y porque no a mí”, remarcando que “más allá de todo lo que me tocó vivir, nunca he tenido enojo con la vida, ya que entendí que las cosas por algo pasan y uno trata de resignarse y en vez de estar con bronca, que eso te quita vida, intenta estar los más tranquilo que se pueda y siempre tener una mano para ayudar a otros, porque sabe que hay quienes están pero que uno”.

Luisito siempre menciona en cada entrevista que da, que ellos no han elegido este camino doloroso que le ha tocado transitar y en esta ocasión nos explica que “muchas veces me pregunto de donde sacar fuerzas para seguir adelante y no bajar los brazos”, señalando que “en el Grupo Justicia Comarca que hace casi 9 años que existe siempre decimos lo mismo: nosotros somos como una bandada de gansos que va volando en V y el que va adelante es el que grazna y alienta al resto, pero cuando flaquean las fuerzas hay otro para ocupar el lugar y seguir adelante”.

“Nosotros no somos abogados, pero si podemos trasmitirle al otro lo que nos pasó y cuales fueron nuestros errores, tratando de no agregar más dolor a nuestro camino”, remarcó, enfatizando: “Para que voy a ir a patear el escritorio a alguien sí sé que, levantando un teléfono, podeos hablar con un fiscal o un juez y así ayudar al otro mostrándole que cosas nos han funcionado para permanecer en el tiempo en el pedido de que se haga justicia”.

Finalmente, lo llevamos a Luisito a mirar para adelante y le preguntamos que anhela en su futuro, a lo cual, sin dudar un segundo nos responde que “uno busca vivir el día a día, conectado con la vida” relatando que “ahora a mí me está tocando transitar un momento complicado con una enfermedad crónica, pero sé que voy a salir adelante porque la estamos batallando y rendirse no es una opción”.

“Estoy sorprendido de la cantidad de gente que está para darme una mano, en algunos casos, personas que uno ni sabe quién es, pero que brindan su apoyo y eso te hace pensar que todo en esta vida vuelve”.

Luis Albornoz es un pilar muy importante para numerosas personas que les ha tocado vivir de las peores cosas que uno puede imaginar, como es que te arrebaten violentamente a un ser querido y se ha convertido en un verdadero ejemplo de como del camino más doloroso, las cosas se pueden transformar en hechos positivos no solo para uno, sino para toda la sociedad, en la que Luis deja día a día una huella imborrable.

Y quizás así, la memoria de su hijo sigue presente en muchos y no hay dudas que Matías, desde el Cielo mira con orgullo a su papá.

Cada entrevista de InfoCordillera se convierte en una oportunidad de conocer a fondo las historias de vida por demás movilizantes, de personas que son esenciales para nuestra comunidad, pero en el caso Luis, además nos deja presente en los pensamientos esto de que siempre se puede seguir adelante pase lo que pase, tratando de ayudar al prójimo.