En el marco del Día de la Enfermería, Mariela Toledo, jefa del Área de Enfermería del Hospital de El Bolsón, comparte sus vivencias, los desafíos de la profesión y la importancia de un trabajo que acompaña los momentos más significativos de la vida de las personas.
En el hall de los consultorios externos del Hospital de Área de El Bolsón, el aire está cargado de emoción y gratitud. Mariela Toledo, con 24 años de experiencia en enfermería, se prepara para un acto conmemorativo en honor a su profesión y sus colegas. Es un día especial no solo para el personal del hospital, sino también para la comunidad, que encuentra en cada enfermero y enfermera una figura de cuidado, consuelo y humanidad.
"Un hospital sin enfermeros no funciona"
Mariela habla con pasión sobre su vocación, una que ha sostenido a lo largo de más de dos décadas y que la llevó a formarse primero en la Universidad de Córdoba y luego a continuar su especialización en Comodoro Rivadavia. "Enfermería es mucho más que una profesión, es una labor que se hace desde el amor y el compromiso. Nosotros estamos presentes en todo el ciclo vital de las personas: desde el nacimiento hasta la muerte", explica con una calidez que emociona.
Recuerda con especial énfasis los momentos más críticos de su carrera, como el período de la pandemia. "La pandemia fue un quiebre. No solo nos marcó como profesionales de la salud, sino como comunidad. Fue un tiempo en el que la enfermería sostuvo literalmente las instituciones sanitarias. Nos vimos en la primera línea de batalla, enfrentando lo desconocido, con miedo, pero también con un compromiso que nunca flaqueó. Fue difícil, pero también nos unió como equipo", reflexiona.
La evolución de la enfermería: de lo empírico a la profesionalización
Mariela destaca cómo la enfermería ha cambiado con el tiempo, transformándose en una disciplina que combina cuidado humano y profesionalización técnica. "Lo que comenzó como un oficio empírico, casi casero, hoy se ha convertido en una profesión altamente calificada. Contamos con enfermeros profesionales y licenciados, lo que eleva mucho la calidad del cuidado que podemos ofrecer. Además, el acceso a capacitaciones y formación continua nos ha permitido crecer, aprender y estar mejor preparados para enfrentar los desafíos actuales", detalla.
Este crecimiento también se refleja en los encuentros provinciales de enfermeros, como el que se llevó a cabo en mayo en El Bolsón. "Son espacios de aprendizaje y camaradería, donde podemos compartir experiencias y conocimientos con colegas de toda la provincia. Es fundamental para fortalecer nuestra red y seguir elevando el nivel de nuestra profesión", afirma con orgullo.
Más que esenciales: luchas y necesidades pendientes
A pesar de los logros, Mariela no deja de señalar las dificultades que enfrentan los enfermeros día a día. "Durante la pandemia, éramos esenciales. Éramos los héroes de la salud. Hoy, en muchos aspectos, hemos quedado en el olvido. Seguimos trabajando incansablemente, pero necesitamos que se reconozcan nuestros derechos", lamenta.
Entre las demandas del sector, menciona la necesidad de salarios dignos, mejores condiciones laborales y una jubilación anticipada similar a la de los médicos, quienes pueden retirarse a los 55 años. "Trabajamos en un contexto de alta demanda emocional y física. Es justo que nuestras necesidades sean atendidas. Queremos sentirnos valorados, no solo por la comunidad, que siempre nos ha apoyado, sino también por el Estado", subraya.
El lado humano de la profesión
Pero más allá de las luchas, Mariela resalta el aspecto más humano de la enfermería: la conexión con las personas en sus momentos más vulnerables. "Cuando una persona está en el hospital, no está ahí por elección. Muchas veces, están pasando por una situación difícil, están lejos de sus seres queridos, y nosotros somos su compañía, su apoyo. Ser compasivos y empáticos en esos momentos no solo es nuestra labor, es nuestra vocación", explica emocionada.
Este trabajo diario deja huellas imborrables tanto en los pacientes como en los enfermeros. "A lo largo de mi carrera, he vivido momentos muy emotivos. Recuerdo a los padres felices por el nacimiento de un hijo, o a las familias que nos agradecen por estar ahí cuando despedían a un ser querido. Esos momentos son los que nos recuerdan por qué hacemos lo que hacemos, a pesar de las dificultades", confiesa.
La esperanza de un futuro mejor
A pesar de las adversidades, Mariela destaca la esperanza que mantiene vivo al equipo de enfermería del hospital. "Tenemos esperanza. Los trabajadores del hospital estamos despiertos, conscientes de la crisis que atravesamos, pero también llenos de sueños. Sabemos que con esfuerzo y unidad podemos superar esta situación. La comunidad nos da fuerza, y nosotros seguimos adelante con la convicción de que nuestro trabajo importa", dice con firmeza.
Un agradecimiento eterno
En este día especial, Mariela aprovecha para expresar su gratitud hacia quienes hacen posible el trabajo diario de los enfermeros. "Agradezco a mis colegas, que día a día demuestran una dedicación incansable. Agradezco a los gremios, a las instituciones locales y, sobre todo, a la comunidad. Cada gesto de reconocimiento, cada palabra de agradecimiento, nos llena de energía y nos motiva a seguir adelante", concluye emocionada.
En este nuevo Día de la Enfermería, recordamos y celebramos a estos profesionales que, con amor y dedicación, están a nuestro lado en los momentos más importantes de la vida. ¡Gracias, enfermeros y enfermeras, por ser el corazón de los hospitales!