Buscando conocer un poco más sobre cómo surgió la idea, muchos años atrás, de que en la Comarca Andina se pudiese esquiar, desde InfoCordillera entrevistamos en una charla muy amena, a Don Gerardo Rudolph, miembro de una familia íntimamente ligada al Club Andino Piltriquitrón y a los deportes de invierno desde siempre.
Comenzando con la charla, le consultamos sobre sus orígenes a lo que nos relata: “Soy nacido acá mismo, en El Bolsón” detallando que “mi padre, Albrecht Rudolph, llegó en el año 1931 a la Argentina y en el 36 a El Bolsón”, recordando que “él venía de Alemania y llegó trabajando en un barco cuando tenía 20 años. De ahí se fue a Comodoro Rivadavia donde estuvo cuatro años con el petróleo y de ahí se vino hasta la cordillera a caballo con dos pilcheros, trabajando en las estancias donde se quedaba unos días y seguía viaje. Finalmente, en el mes de abril de 1936 llegó a nuestra zona y cuando vio el valle en otoño desde el Paralelo 42°, se enamoró del lugar y no se fue más”.
“Fue así que conoció aquí a mi madre, Elisabet Shefeld, que también era alemana. Su familia había venido por Brasil y luego Misiones y mi abuelo materno trabajó en el puente carretero que une Patagones con Viedma y después estuvo en el ferrocarril que vino hasta El Maitén” recordó, señalando que “fue así que se conocieron acá, se casaron y en el año 42 nací yo”.
Adentrándonos ya en la historia del esquí en la Comarca Andina, nos detalla que “mi viejo junto a un grupo de personas, fue de los fundadores del Club Andino Piltriquitrón junto con el Dr. Venzano, que era su presidente. Fue así que se hicieron dos refugios en el Cerro Piltriquitrón” señalando que “uno se hizo con las maderas que donó una familia que tenía una hostería en el lago Puelo y cuando se creó el Parque Nacional tuvieron que desarmarla y todos esos materiales lo subieron por la montaña en carro de bueyes”.
“Después mi padre hizo una especie de medio de elevación bien casero, que aun al día de hoy se puede ver en parte más arriba del refugio del Cerro Piltriquitrón. Usando un viejo diferencial y el motor de una máquina, armó un aparato en el que uno se tenía que enganchar con una soga y te llevaba para arriba. Ese fue el primer medio de elevación de toda la Comarca Andina” recordó, agregando que “durante varios años se hicieron competencias allí, pero las más importantes se hacían al otro lado de la montaña, en el cerro Huemul”.
Según nos relata, “los primeros esquíes los hacía un suizo que estaba en Lago Puelo, Oertle de apellido, que trabajó mucho en el Cerro Catedral con alquiler de equipos y los armaba con madera de lenga o radal, pero eran muy improvisados y todos largos, de dos metros por lo menos”, explicando que “para subir al Piltriquitrón, había que ir caminando desde abajo, llevando todo lo que se necesitaba, cual demandaba unas tres horas y media por lo menos. muy de vez en cuando subíamos con un camión canadiense que tenía mi viejo y ya nos instalábamos arriba por varios días”.
Continuando con este apasionante viaje por la historia de nuestra localidad, nos cuenta que “el que inició con la idea de cambiar de cerro fue Mario Marqués que trabaja en un aserradero en la Pampa de Luden y siempre los sábados cuando venía caminado veía al Perito Moreno y decía que tenía mejores posibilidades de pistas que el Piltri”.
Fue así como de a poco se comenzó a trabajar con el centro de esquí del Perito Moreno allá por el año 1976 y ya para el 81 se terminó de construir el refugio y se empezaron a hacer los primeros cursos de esquí con Miguel Altamira como uno instructor. Anteriormente también estaba José Antonio John que tenía mucha experiencia también.
Don Gerardo nos detalla que “los primeros medios de elevación se instalaron por el año 1982. Lo armamos acá con un motor diésel de un tractor viejo que costaba hacerlo arrancar. Lo desarmamos y se instaló en el Perito Moreno con un diferencial y una rueda de un canadiense”.
Posteriormente llegó el T-Bar que fue un antes y un después para el cerro. “Para encarar su compra nos pusimos en contacto con un hombre de Austria que nos ofrecía un T-Bar usado en buenas condiciones, pero cuando llegó a Europa ya lo habían vendido así que nos entregó otro totalmente nuevo por el mismo precio”, recordó, señalando que “para comprarlo habíamos sacado un crédito en el Banco Provincia de Río Negro, donde varios habíamos salido de garantes y todos los meses teníamos que pagar la cuota. Por eso, para juntar ese dinero, el Club Andino organizaba rifas y sorteamos tres autos”.
Otro factor fue construir el camino de acceso. Según recuerda, “en un principio solo llegaba hasta lo de Don Cipriano Soria y allí, entre Vialidad, la Municipalidad y muchos vecinos se fue avanzando de a poco”, destacando que “además, la empresa Welver Insúa que había hecho la ruta hacia Esquel colaboró con unos diez días de topadora que trabajaba 10 horas por jornada y con eso se terminó la traza del camino hasta donde llega hoy día. Pero después había que enripiarlo y para eso se juntaban hasta 8 camiones de vecinos y los días domingos hacíamos un buen asado allá y se sumaban los vecinos para trabajar”.
“Años después llegó la posibilidad de instalar la primera aerosilla junto con la compra de un pisanive importado de Austria”, nos cuenta, destacando que “para esto, contamos con un apoyo importante de la Gobernación de Río Negro”.
“En su momento era una locura pensar en tener un centro de esquí como tenemos ahora y nadie se imaginaba todo lo que iba a venir”, expresó, claramente emocionado de haber sido parte de todo esto. “Es una pasión, así como algunos lo tienen por el futbol, mi familia la ha tenido por ir a la montaña”. Es así que con sus 83 años todas las temporadas se lo puede ver a Don Gerardo recorriendo el Perito Moreno caminado ahora o usando raquetas para nieve.
Asimismo, remarcó lo que significó la llegada de la empresa Laderas, que convirtió al Cerro Perito Moreno en uno de los más importantes del país. “Por fortuna, año a año vamos teniendo temporadas de invierno más importantes, con mucha gente que nos visita de diferentes partes del país e inclusive del mundo, que vienen a disfrutar de nuestra nieve y paisajes”.
Ante este panorama, surge como algo que aportaría mucho al turismo de toda la Comarca, el poder contar con un aeropuerto en nuestra localidad que brinde conectividad aérea, más teniendo en cuenta la complejidad que a veces significa para el visitante, movilizarse por tierra en época de invierno.
Ya culminando con la entrevista, le consultamos cómo le gustaría que lo recordaran a futuro y tras unos segundos pensativo, explicó que “tenemos una pista que recuerda a un hijo que lamentablemente hemos perdido, que es lo peor que te puede pasar en la familia y por decisión de la gente del Club esa pista lleva su nombre: La pista de Leo”, destacando que es “es una de las pocas pistas homologada en el país por la Federación Internacional de Esquí”.
“Con eso y el nombre de mi viejo presente en el refugio, creo que alcanza”, comenta entre risas.
Para quien escribe estas líneas, fue verdaderamente apasionante conocer de la mano del relato de don Gerardo, como la voluntad de aquellos pioneros, con una cuota enorme de sueños, puso hoy día a El Bolsón y la Comarca Andina como uno de los principales destinos de invierno del país y hacer esta entrevista fue un verdadero viaje a la historia del esquí de nuestra zona.