En este nuevo episodio del ciclo de entrevistas de Info Cordillera, conocemos a un personaje singular de la Comarca Andina: el Dr. César Berenstein, cardiólogo universitario, pero también músico, educador popular y, casi, un militante apasionado de la prevención cardiovascular a través de una vida más saludable y en contacto con la naturaleza.
Lo encontramos recién llegado de una gira internacional. “Está dejando la valija, los instrumentos…”. Y sí, parece increíble: ¿no era médico? Lo es. Pero para él, la salud también puede llegar por medios más amables que el miedo: desde el disfrute, la alegría y aquello que nos hace bien.
“Me encantó tu presentación porque es así. En lugar de hablar de enfermedad y muerte, yo hablo de promover la salud, que es mucho más luminoso. Por eso, en ese camino, decidí sumar la música a mis charlas”, cuenta.
Así nació su propuesta “Los Guardianes del Botiquín”, un proyecto que combina charlas educativas, controles médicos gratuitos y música en vivo. Lo acompaña Marco Duarte, músico y amigo, y su hijo Benjamín, que se sumó entusiasmado. “Recorrimos más de 9.800 kilómetros por la Patagonia. Cuando lleguemos a los 10.000, lo vamos a celebrar descorchando un agua mineral, claro”, ríe el doctor.
De la Línea Sur a los Alpes italianos
El impacto de su propuesta lo llevó a cruzar fronteras. Fue invitado a un festival cultural en Bosco di Civezzano, un pequeño pueblo de 300 personas cerca de Trento, en el norte de Italia. “Llevé mis instrumentos mapuches, como la trutruka y el kultrún, y presenté mis canciones ante vecinos, muchos niños y ancianos del pueblo. Fue una fiesta. Canté en mapuzungún, en italiano, en español… hasta compartí escenario con Don Remo, un abuelito de 85 años que cantó conmigo canciones tradicionales del Trentino”.
Una de sus canciones más aclamadas fue “Violeta del Agua”, que emocionó tanto al público que le pidieron otra. “¡Eso nunca me pasa acá!”, bromea. “Muchos vinieron después a preguntarme quién era Violeta del Agua. Fue muy conmovedor poder contarles un poco sobre esta vecina pionera de El Bolsón”.
Cardioecología y medicina con raíz
Detrás de esta experiencia hay un sólido trabajo profesional. Médico recibido en la UBA, ex vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, Berenstein impulsa el enfoque de la cardioecología, que une salud del corazón con salud del ambiente.
Publica artículos científicos, coordina proyectos con universidades como la de Edimburgo y trabaja sobre cómo la alimentación agroindustrial afecta nuestras arterias. “Queremos volver al alimento producido en casa o en huertas locales. Comer sano es parte de vivir mejor”.
Su cercanía con las comunidades mapuches no es simbólica: visita a menudo Pilquiniyeu del Limay, donde realiza controles médicos a abuelos y familias que no tienen fácil acceso a la salud. Fue allí donde, con respeto, pidió permiso para tocar el kultrún. “Me dijeron: si venís a cuidar a las personas y al ambiente, eso está alineado con nuestra cosmovisión”.
Premios, radio y giras con sentido
La propuesta fue declarada de interés provincial y municipal, y su programa radial “Llegó el Doctor”, que se transmite por numerosas radios del sur, le valió un Martín Fierro Federal.
Su gira médica-musical ha pasado por Río Negro, Chubut, Guatemala, y ahora Italia. No se trata de shows, sino de sembrar conciencia. Como dice él: “En vez de decirte ‘te vas a morir’, prefiero invitarte a vivir bien: moverte más, dejar de fumar, hacer una huerta”.
Sanar es también reencontrarnos
La medicina del Dr. Berenstein no es solo científica: es poética, cultural y territorial. En sus recorridos, no solo se toma la presión o se chequea el colesterol. Se canta en comunidad, se habla de la tierra, de nuestras raíces, de lo que nos da sentido.
“Yo no soy mapuche, pero sí patagónico. Y con estos instrumentos, con estas canciones, intento dar un mensaje que conecte con nuestra identidad y con el bienestar. Sanar también es volver a eso”.
Y así, entre diagnósticos, canciones, risas y caminos de ripio, el doctor de El Bolsón demuestra que hay muchas formas de cuidar un corazón. Y algunas suenan a fiesta.