En una nueva edición del ciclo de entrevistas de Info Cordillera, Mercedes Macazaga, miembro del equipo de esquí adaptado en El Bolsón, compartió su historia de vida. Con un tono cálido y cercano, Mercedes nos cuenta sobre su infancia, su carrera profesional y su pasión por el esquí adaptado, una disciplina que ha transformado no solo su vida, sino la de muchas personas en la región.
"Nací y me crie acá, en El Bolsón", comienza Mercedes, con una sonrisa que refleja el cariño por su tierra. "Siempre supe que este era mi lugar para vivir". Desde muy joven, el deporte formó parte de su vida. “Mi papá me entrenaba en atletismo, y siempre lo acompañaba en sus competencias. El deporte fue algo que mamé desde chica”, recuerda. Sin embargo, fue el esquí lo que marcó su rumbo definitivo. A los seis años, comenzó a esquiar con el Club Andino, y sus primeros recuerdos están impregnados de aventuras en la nieve.
"Por esa época, la nieve llegaba hasta la base", relata con nostalgia. "Subíamos caminando al Plateau con sándwiches de milanesa en la mochila. Era todo un desafío, y hoy me parece increíble ver cómo mis hijas pueden llegar fácilmente a lo alto de la montaña gracias a los medios de elevación modernos". Esa conexión con la montaña y el esquí la llevó, a los 16 años, a convertirse en instructora, una profesión que la hizo viajar durante años a distintos centros de esquí en Andorra y otras partes del mundo.
Después de completar varias temporadas de esquí en el extranjero, Mercedes decidió estudiar kinesiología, con un interés especial en la rehabilitación. "Me fui a Mendoza porque quería estar cerca de la montaña, pero en invierno siempre volvía a El Bolsón", confiesa. Durante sus estudios, comenzó a preguntarse cómo podía combinar su carrera con su pasión por el esquí.
Hace unos cinco años, Mercedes dio el primer paso hacia el esquí adaptado. “Acá en El Bolsón no había ninguna posibilidad para que una persona con discapacidad pudiera aprender a esquiar. No había profesionales ni equipo adecuado”, comenta. Pero todo cambió cuando se anotó en un curso de esquí adaptado en Cerro Catedral, donde conoció a colegas que ya trabajaban en la inclusión en centros más grandes. "Les contaba que en El Bolsón no había ni una base. Sí, yo me estaba capacitando como instructora de esquí adaptado, pero sin los recursos no podíamos avanzar”.
Fue entonces cuando la Fundación Desafío Bariloche le donó, a través del Club Andino Piltriquitrón, un equipo especial para esquiadores sentados. "Ese equipo nos cambió la vida", dice Mercedes, emocionada. “Es muy caro y difícil de conseguir, pero gracias a la donación pudimos empezar a ofrecer esquí adaptado acá”. Así, se dio inicio a un sueño: que personas con discapacidad pudieran disfrutar del esquí en el Cerro Perito Moreno.
Mercedes no duda en destacar el impacto positivo del esquí adaptado, no solo en quienes practican el deporte, sino en sus familias. "A veces, la barrera más difícil no es la discapacidad en sí, sino el miedo de la familia", explica. “Es un entorno desconocido para muchos, y enfrentarse a la montaña, el frío y el equipo puede generar temor. Pero cuando ven a sus seres queridos disfrutando, esos miedos desaparecen".
A lo largo de los años, Mercedes ha sido testigo de muchas historias conmovedoras. “Cada persona que viene a esquiar tiene su historia. Y sí, muchas de ellas son historias duras, de superación. El esquí les da la oportunidad de enfrentar sus miedos y limitaciones, y eso es muy poderoso”, reflexiona.
Recuerda casos específicos, como el de una joven en silla de ruedas que nunca había imaginado poder esquiar. "Cuando terminó su primera bajada, su sonrisa era indescriptible. Esos momentos te marcan, te das cuenta de que vale la pena cada esfuerzo".
Mercedes destaca que no solo se trata de tener instructores capacitados, sino de que todo el entorno sea accesible. “Es fundamental que todo el centro de esquí esté preparado para recibir a personas con discapacidad, desde la taquilla hasta los baños. No basta con tener el equipo si la persona no puede acceder a las instalaciones”, comenta.
Este trabajo de accesibilidad va mucho más allá de las barreras físicas. "Siempre digo que la accesibilidad empieza en la cabeza. No es solo una rampa o un baño adaptado, es un cambio de mentalidad que debemos tener todos", subraya Mercedes.
Hoy, gracias al trabajo de Mercedes y su equipo, El Bolsón ha dado un paso adelante en términos de inclusión. "El esquí adaptado ya es una realidad en el Cerro Perito Moreno", dice orgullosa. “Ahora, cualquier persona con discapacidad puede aprender a esquiar aquí, con un equipo de profesionales preparados y un centro de esquí cada vez más inclusivo”.
Cuando se le pregunta sobre su visión a futuro, Mercedes es clara. "Mi sueño es que El Bolsón sea un destino de invierno accesible para todos". Y no solo se refiere a las personas con discapacidad. "Queremos que todos, sin importar sus limitaciones, puedan disfrutar de la montaña. Eso también es un atractivo turístico muy importante".
El camino hacia una inclusión completa todavía es largo, pero Mercedes está convencida de que es posible. "Es como en los restaurantes con estrellas Michelin. Un centro de esquí accesible también suma puntos en términos de turismo. Y nosotros estamos trabajando para que eso sea una realidad", concluye.
Con un equipo que sigue creciendo, voluntarios que se suman cada año y más recursos, Mercedes y su equipo continúan abriendo caminos en la nieve, haciendo que la montaña sea un lugar sin barreras para todos.