Daniel Díaz es un militante peronista nacido en Avellaneda que se mudó a Esquel a sus ocho años con sus dos hermanos y sus papás. En Esquel se comprometió con la política desde muy joven y fue periodista, integró el Club Independiente, candidato a concejal, hasta que con la vuelta a la democracia fue Diputado y luego se consagró intendente de Esquel entre 1987 y 1991. La ciudad no es la misma, la política tampoco pero las necesidades sí: "En vez de preguntarnos por qué hay tantos pobres en un país tan rico, hay que preguntarse por la riqueza, ¿Cómo se reparte la riqueza?", se cuestiona.
Nacido en 1951, Daniel llegó a la ciudad después del bombardeo de Plaza de Mayo del 55, cuando su padre sindicalista se organizó con otros militantes para resistir desde el exilio interno: “Se insinuaba que a Perón lo iban a voltear y se reunieron en La Pampa. Allí se encuentra con Agustín Nores Martínez que había sido embajador de Perón en Canadá y se vino con él al sur”, recuerda Daniel.
En ese entonces Esquel tenía cinco mil habitantes y para su familia fue fácil integrarse a la vida del pueblo a través del deporte y las educación: “En ese entonces me anotaron en la escuela 20 donde hoy es la 76 y ahí no iba solamente la gente del centro como puede ser ahora, ahí bajaban los muchachos y las pibas del barrio Las Latas (hoy Cañadón de Borquez), a la escuela concurría el centro y los barrios”, dice Daniel. Esa trayectoria educativa fue central también para su formación política, dándole la oportunidad de acercarse a diferentes realidades.
EL DEPORTE Y LA ESCUELA COMO PROMOTORES DE LA SOLIDARIDAD
- ¿Cómo era en esa época?
- Mirá, en Las Latas estaba Bórquez con su compadre, el “sordo” Alcalá, dos personajes tremendos, gente de música, de la poesía. El barrio donde vivo ahora no existía, estaba la cancha de Argentino y no mucho más. Todos los sectores sociales se mezclaban y eso generaba una generosidad que hoy no la veo. Hoy el individualismo que impera en todos lados hace que por ahí mucha gente que no se entera hasta sus treinta, cuarenta años cómo vive un pobre. Además el Club Argentino, el Independiente, el San Martín, organizaban bailes en la Sociedad Rural y todo el mundo se divertía y se reunía en esos espacios.
- ¿Y hoy?
- Bueno las escuelas funcionan diferente, hoy los adolescentes no tienen mucho de esa vida comunitaria y les falta afecto, les faltan cosas, les falta ese contacto con los distintos sectores. De otra manera es complicado que entiendan y aprendan que a dos pasos de su casa la vida es otra. Hay gente que no conoce Esquel, nosotros desde acá tenemos a tres cuadras el corazón del Bella Vista, para allá los monoblocks y acá incluso hay funcionarios que llegan a la función pública y no conocen la ciudad y ese es el reclamo permanente.
LA POLÍTICA Y EL DEPORTE IBAN DE LA MANO
Con esa experiencia de un Esquel algo diferente al de hoy, Daniel transitó el secundario en la escuela Normal que funcionó en diferentes edificios por ser la primera secundaria hasta que tuvo el propio. Los clubes de fútbol eran pocos pero muy activos, generando lazos sociales que atravesaban toda la ciudad y generaban experiencias de organización social y comunitaria, como lo relata Daniel.
- ¿Cómo era la vida política entonces?
- En mi caso la política estaba en casa, en la mes del mediodía y de la noche. Mi viejo respiraba política y era mecánico, se charlaba todo con los vecinos que por ahí iban a dejarle el auto y terminaban hablando de política. El antagonismo era muy marcado entre radicales y peronistas pero había mucho respeto, sobre todo por el que no estaba presente. No había crítica despiadada como existe hoy. Yo no me saco el lazo para nada, alguna macana me pude haber mandado pero como mi viejo nos fue inculcando eso, explicándonos por qué. Además mi papá era preparador físico de boxeadores que en ese entonces era un deporte que arrastraba multitudes, la Española se llenaba. A mi me gustaba el fútbol y el básquet. Me acuerdo hacíamos los primeros campeonatos interescolares entre la 54, la 20, la 38, una escuela que había en el barrio Buenos Aires que no recuerdo el número y Trevelin. Mis condiciones eran para el básquet y un amigo, Jorge Pacheco y empecé a jugar en Juventud, un equipo compuesto por el Quelo Arriola, Eduardo Vázquez, Manuel Aleuy. Yo era muy tronco como decía mi papá para jugar al fútbol pero me metí con el alma a jugar en Independiente y terminé siendo dirigente ahí hasta que fui candidato. Pero definitivamente esa experiencia influyó en mi vida.
- Me contás eso y pienso en el Rafa Williams, también ex intendente del peronismo que empezó su trayectoria en Esquel en el Club Belgrano.
- Es que ese contacto con los que son un poco distintos no podía no influir en tu perspectiva. Por que además si bien las canchas eran verdes, había mucho yuyo y pozo y la pelota saltaba pero no impidió que salieran jugadores extraordinarios que llegaron a jugar por ejemplo en Lanús como Jorge Robers, Pedro Diez en Quilmes. Me acuerdo fuimos con Pochi, mi esposa, a llevar a Palalá Willhuber a Quilmes, él cuando picaba parecía que la cancha se iba pelando de la velocidad que tenía y lo vimos jugar el día que Quilmes salió campeón y subió a primera División, en el 78. Ese día salimos de vuelta para acá y creo que fui llorando desde Rosario a Los Altares. Inconscientemente esa situación hizo que me conocieran.
- ¿Eso tuvo que ver con tu trabajo en el periodismo?
- Ya venía relatando con Lelo Fernández, Orlo Giorgía y Cacho Lizurume que era comentarista por Radio Nacional Esquel. Estuve en el periodismo diecisiete años, también estaba en la televisión, mientras tenía mi trabajo en el Banco. En el medio me salió el traslado a Trelew en el 73 y no me quedó otra que ir. No la pasé mal, de hecho ahí conocí a Pochi y a los cuatro años nos volvimos y seguí en el Club.
- ¿Y la vida política?
- Antes de ir a Trelew, a mis 22, viene don Arturo Morado y me dice que en la asamblea, a la que yo ni había ido, me habían propuesto para integrar la lista de concejales. En ese entonces estaban prohibidas las reuniones pero Morado era un militante de esos que lo llevaban en el alma y para mi fue una cosa tremenda. El tema era que tenía que darme a conocer un poco y un día me animé y dí un discurso por lo menos emotivo. Estaba Mari Repetur, don Raúl Médici, Arturo Arden, Inocencio Reyes y fue una elección tremenda porque metimos los seis concejales, por supuesto yo era suplente. Fue cuando ganó Cámpora y lo vivimos como un desahogo y festejamos en caravana hasta Trevelin, fue una fiesta de una semana casa por casa.
- ¿Cómo se vivió esa elección?
- Fue muy amorosa, los radicales acompañaron y creo que casi todas las ordenanzas salieron por unanimidad. Catena era el candidato a gobernador que fue apoyado por el peronismo y recuerdo que en el cierre de campaña que lo hizo acá dijo “les quiero aclarar que nunca fui peronista y tampoco lo soy ahora pero voy a trabajar por ustedes y los voy a cuidar”, fue memorable. Eso mostraba el clima de respeto que había. Bueno después me fui a Trelew, estuve en Camarones y vino el golpe. Sale traslado en el 78 de vuelta y ahí nos volvimos, al día siguiente estaba relatando fútbol. Llegamos un viernes y el sábado estaba con Giorgia y Félix Baliente que había sido incorporado a Radio Nacional. También entonces me metó de vuelta en la fila albirroja y en la Liga. Habiendo pasado antes por el fútbol a mis 23 años me conocían bastante pero también había crecido mucho Esquel durante la construcción de la Represa y se notó en los bolsillos, en el trato con la gente.
OTRO ESQUEL
La ciudad era más grande, había más casas, más movimiento y más trabajadores: “Me acuerdo entonces apareció la UOCRA y si no cobraban paraban todo. Ibamos con el banco cuando no tenía sucursal a Trevelin y si tardábamos un rato demás empezaban los piedrazos al techo, así nomás”, relata Daniel. Mucha gente fue ocupada para la construcción de la Represa Futaleufú y los sueldos habían mejorado, Daniel también comenzó a escribir en el diario Esquel sobre deporte: “Ahí empecé a largar mi línea política, aunque algunos no lo pescaron”.
Las reuniones para los años 81, 82 eran secretas: “Secretas de mentirita. Habían milicos o policías en la puerta y como te conocían o del club, o del banco, no decían nada. Me acuerdo como si fuera hoy que Raúl Médici le decía ´¡Pasá fulano, sentate ahí y escuchá un poco! Eso hoy no existe, hoy te pega´". Daniel entonces tenía 31 años y era el único pibe.
UNA MARCA IMPOSIBLE DE BORRAR
- La dictadura dejó gran parte de la generación desaparecida, vos eras el único más joven ¿había miedo en Esquel?
- Algunos no estaban ni enterados o se hacían los sordos. Dejó una marca imposible de borrar aunque algunos se emperren en querer hacer cuenta nueva. A la gente no le interesaba, eso dejó la dictadura hasta hoy, vinieron por eso y cumplieron. Pero bueno, acá la cosa se fue despertando con reuniones en Trelew, en Comodoro, en Esquel, Lago Puelo hasta que llegó el 82 y empezó la etapa de la afiliación, la gente se tiraba de cabeza cuando veía una ficha. Acá llevábamos a Osvaldo Bergareche que era un buen candidato pero le costaba llegar, nos ganó Ubaldo Ongarato por unos 700 votos. Estábamos con orgullo, porque era democracia y el peronismo lo sintió como una revancha más allá de la bronca de haber perdido. Yo había ido como candidato a diputado y entré, tenía como norte llevar el tema de las Madres a la legislatura, esa fue mi bandera durante los cuatro años, cuatro años de aprendizaje para todos los que teníamos una banca. Allí se mencionó por primera vez a las Madres de Plaza de Mayo, en octubre de 1984 cuando les rendí homenaje en el Día de la Madre. En ese entonces éramos cinco diputados de la cordillera: Pinda, Fiori, Blas Meza Evans, Carlos Maestro y yo, no se volvió a repetir esa representatividad de la región. Nunca hablamos de la pesada carga que dejaron los que estuvieron antes, ¿había que ayudar a Viglione? Macanudo, todos a ayudar pero las cosas claras en la mesa, no ventilando por atrás. A Viglione le votamos a favor dos de los cuatro presupuestos, cosa que no sé si tiene precedente. Lo mismo el periodismo, que no era complaciente pero sí comprensivo, acá estaba Patricio Mare que era un señor.
- ¿Cuándo te surge el deseo de ser intendente?
- Yo fui ensanchando la idea, para mi la próxima era la intendencia. Ya en el 86 largué mi candidatura, estuvimos un año y pico en campaña, casa por casa, barrio por barrio. La gente respondía y acercaba proyectos. Había mucha juventud que nos apoyó con el voto aunque no quería saber nada con el peronismo, desde el deporte, desde otros espacios de jóvenes. Mi candidatura nació en una cancha de fútbol.
-¿Cuáles eran tus propuestas de campaña?
- Era que volviéramos a creer. Ese fue el lema de la campaña, volver a creer, en uno mismo, volver a creer en la solidaridad, ocuparse de la gente de los barrios, queríamos que nos expliquen qué es lo que querían y cómo quieren hacerlo. Y se hicieron cosas, se hicieron cosas. Participamos en asambleas que se hacían en los propios barrios usando las escuelas, por ejemplo, creamos las asociaciones. Había una asociación vecinal, una, había nada más, que funcionaba, más o menos, pero funcionaba, era la del Vepam con Gavino Díaz. Un tipo que miraba nomás y con la mirada ya estaba organizando todo. Vos le explicabas algo y él te lo explicaba mejor. Cuando nos fuimos había trece.
SER INTENDENTE DE ESQUEL
Díaz le ganó a Miguel Gauna: “Era el caballo del comisario y tenía el apoyo de la Cámara de Comercio. El radicalismo era fuerte y era gobierno en ese momento, así que muchos no estaban convencidos. Pero yo no tenía duda, por pedante que suene, estaba convencido”, recuerda. Lo ayudaron intendentes de otros lugares del país y armaron un plan. El 6 de septiembre de 1987 con 37 años, se convirtió en el intendente más joven de la provincia.
“Todavía tengo el acta de la Justicia Electoral y festejamos cautelosamente desde nuestro local arriba de Logascio, en la 25 de mayo. Me di el gusto de tener un balcón porque las ventanas abiertas simulaban uno y yo hablé desde ahí arriba de Sandino, el Che, Bolívar, las Madres de Plaza de Mayo”, recuerda de aquél día.
A veinte días de asumir crearon la Liga de Intendentes Corilleranos con Bolsón incluido, uno de los temas principales fue el gasoducto cordillerano. Durante el aniversario de Esquel del 88 se hicieron festejos de un mes y sumó inversiones municipales a las escuelas de la ciudad, entre ellas la construcción de la escuela del Alto Río Percy e incluso la de Piedra Parada.
- Una de las propuestas que llevaron a cabo fue crear una Secretaría de Derechos Humanos, la única vez que hubo una ¿Cuál era el objetivo?
- Abrirle los ojos a la gente. El Secretario juró el día que yo asumí, estaban Leo Maida -radical- Marta Sahores, Pepe Montero Lacasa, Rubén y Néstor Carballido, todos ad honorem. Queríamos hacer llegar y extender los derechos humanos, trabajaban con violencia doméstica que era un problema que lo sigue siendo, con el alcoholismo en conjunto con Acción Social. Fue la primera Secretaría de Derechos Humanos de la Argentina a nivel municipal. Para el aniversario que te conté salió la posibilidad de traer a Hebe de Bonafini a través de Maida y la idea era que la escuchen, que conozcan lo que tenía para contar. El día que llegó al Aeropuerto le pidieron un autógrafo y ella le dijo: “No querida, yo vengo de barrio, no firmo autógrafos” y se metió a todos en los bolsillos. Una caravana la acompañó hasta Esquel y dio una charla en el Auditorio.
- ¿Cómo era la convivencia política entonces?
- Impecable, a veces tiene que ver con la calidad de las personas. Los concejales eran amigos, estaba Ferreti, Carazai, Arturito Arden, Celestino Behatove. A mi nunca me citaron para que explique nada, pero sí pasaban todos los días por el Ejecutivo, los proyectos eran charlados entre todos. El único que no compartieron fue el de la Emergencia Social en un contexto muy duro y con inviernos tremendos. Entonces hubo ayuda de instituciones y empresas grandes, desde la Sociedad Rural a la Cámara de Comercio, hasta el Rotary y La Anónima colaboraron para los que no tenían para morfar. Los barrios estaban olvidados y abandonados pero acá entonces nadie pasó frío y llevábamos leña sin que tengan que pagar un peso.
CAMBIA LA CIUDAD, CAMBIA LA POLÍTICA
- ¿Han cambiado las prioridades?
- Las prioridades siguen siendo las mismas, no en términos municipales o de gobierno, sino de ciudad como el acceso a la tierra, el envejecimiento de la población, cierta idiosincrasia estructurada que deja afuera a los pibes.
- ¿Qué crees que pasa o no pasa?
- Es una pavada preguntarse por qué hay tantos pobres en un país tan rico, el problema es la riqueza ¿Cómo se reparte la riqueza?