Raúl Guerreiro, veterano de Malvinas y vecino de Lago Puelo, recuperó el casco que lo acompañó durante toda la guerra. En una nueva edición de este ciclo de entrevistas de Info Cordillera, compartimos un poco de este viaje cargado de memoria, emoción y orgullo, que cerró un ciclo abierto hace más de cuatro décadas.
Este 2 de abril no fue uno más en Lago Puelo. La jornada cargada de memoria y homenajes tuvo un capítulo que dejó a todos con un nudo en la garganta —y para muchos, lágrimas en los ojos—. En medio de los actos por el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas, Raúl Guerreiro, vecino de la localidad desde hace 20 años, veterano y excombatiente, compartió su historia de cómo se reencontró con una pieza invaluable de su vida: el casco que lo protegió durante los duros días del conflicto, 42 años atrás.
“Lo había dado por perdido”, confiesa con la voz entrecortada. Y no era para menos. Cuando los soldados argentinos fueron desembarcados del buque británico Canberra, tras la rendición, les quitaron todas sus pertenencias. Muchos objetos personales, incluido su casco, fueron arrojados al mar o retenidos como recuerdos de guerra. “Nos sacaban todo y nos tiraban las cosas al agua”, recuerda Raúl, quien por años pensó que aquel símbolo de resistencia y supervivencia se había perdido para siempre.
Pero la historia tenía preparado otro destino para ese casco. Fue su hijo, Damián, quien desde siempre alimentó la búsqueda de un testimonio gráfico o material de la presencia de su padre en Malvinas. “Yo siempre quise encontrar una foto de él en la guerra”, cuenta. Lo que no imaginaba era que, en lugar de una simple fotografía, llegaría a sus manos una imagen del mismísimo casco de su padre, con su apellido grabado, en manos de un galés llamado Mark Davies, ex guardia del Canberra, quien lo había conservado durante más de cuatro décadas en Inglaterra.
El eslabón que unió esta cadena fue Agustín Vázquez, un historiador santafesino apasionado por Malvinas, que medió para que la pieza regrese a las manos de Raúl. “Me pidió fotos, detalles de mi vida, hasta le mandé imágenes de mi familia y de la muestra que hacemos cada año con los chicos de Lago Puelo”, relata Guerreiro. La conexión humana que se tejió fue tan poderosa que Mark Davies, conmovido por la historia, decidió devolver el casco. La entrega se concretó a través de una videollamada en enero de este año, y finalmente el objeto llegó a Lago Puelo, para que Raúl pudiera abrazarlo después de tantos años.
“Es una sensación que no puedo describir”, dice Guerreiro, y se le quiebra la voz. Su hijo, a su lado, lo mira con orgullo. “Es nuestra historia viva. Mi papá es uno de esos pibes de Malvinas, y esto no es solo un recuerdo familiar, es la historia de todos los argentinos”, asegura Damián, que se emocionó hasta las lágrimas al ver a su padre sostener el casco.
Raúl, que integró la Compañía de Infantería B del Regimiento 7 de La Plata y combatió en Monte Longdon, revive cada detalle del conflicto con memoria nítida. Estaba por cumplir el servicio militar obligatorio cuando fue convocado, y apenas días después se encontraba defendiendo la posición en uno de los enfrentamientos más cruentos de la guerra. “Estuvimos 12 horas combatiendo hasta que nos replegamos a Puerto Argentino, donde ya se había firmado la rendición”, recuerda.
La historia de Raúl no es solo la de un soldado que recupera una pieza de su pasado. Es también la de una familia que nunca dejó de buscar, de honrar la memoria, y de mantener viva la llama de Malvinas. Hoy, su casco, cargado de historias y silencios, está de regreso, como testigo mudo de un capítulo que, aunque lejos de cerrarse, encontró un momento de justicia poética.
Raúl ya sueña con volver a las islas, como hizo en 2001, esta vez acompañado de su hijo. “Malvinas no es un día, son los 365 del año. Son nuestros padres, hermanos, hijos… Hay que abrazarlos todos los días”, concluye Damián, mientras aprieta con fuerza el hombro de su padre. Y es que algunas historias no terminan nunca; simplemente encuentran nuevas formas de seguir latiendo.