Pedro Oscar García, oriundo de Puerto Deseado, encontró una nueva vocación en la elaboración de embutidos artesanales, y lo hizo apostando por una materia prima tan emblemática como subutilizada: el guanaco. Tras años como carnicero, decidió reinventarse en 2019 y comenzó a producir chorizos y salames, algunos de ellos con carne de guanaco, un producto que en Santa Cruz tiene respaldo legal y creciente demanda.
Gracias a una ley provincial sancionada en 2024, Santa Cruz permite la comercialización de carne de guanaco, lo que habilitó a productores como García a desarrollar una línea de embutidos únicos, sin conservantes ni aditivos, que hoy suman más de 20 variedades. Su fábrica, “Embutidos García”, se ha convertido en un referente regional, con presencia en ferias como la Expo Turismo de Comodoro Rivadavia, donde sus productos fueron celebrados por su calidad y originalidad.
La historia de Pedro es también la historia de una oportunidad bien aprovechada. Mientras Santa Cruz avanza en la valorización del guanaco como recurso económico, en Chubut —donde esta especie también abunda— aún no existe un marco normativo que permita su aprovechamiento comercial. Esto genera una paradoja: mientras en Santa Cruz el guanaco se transforma en alimento, empleo y valor agregado, en Chubut sigue siendo una especie sin integración formal a la cadena productiva.
Pedro lo resume con entusiasmo: “Apuntamos a hacer muchas cosas con guanaco. Hay un frigorífico en Río Gallegos que lo procesa y lo entrega listo para trabajar. Es una carne noble, y la gente se sorprende cuando la prueba”. Su emprendimiento, nacido como un hobby, hoy es un ejemplo de cómo la regulación adecuada puede convertir un recurso silvestre en motor de desarrollo local.