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6 de Julio de 2025

Analía Romero: la mujer que transforma la adversidad en fortaleza

La historia de Analía Romero es de esas que conmueven, que inspiran, que sacuden. Quienes la conocen saben que es una mujer incansable, apasionada por el deporte, una luchadora por la inclusión de las personas con discapacidad visual y por sobre todo, una madre que ha convertido los desafíos de la vida en su motor. Hoy, su nombre resuena con fuerza debido a su reciente nominación al premio Martín Fierro Federal por su programa Apaga la Luz y Verás, un reconocimiento que llega en un momento de grandes cambios en su vida.

Sabado, 29 de marzo de 2025 a las 08:59

En una charla íntima con Info Cordillera, Analía nuevamente abre su corazón y comparte lo que ha sido este último año, marcado por transformaciones inesperadas, luchas personales y un resurgir que la ha llevado a volver a la radio con más fuerza que nunca.

 

Un año de cambios y un tsunami personal

"Sí, fue un año de cambios. Y como la vida no te pide permiso para cambiarte el rumbo, a veces uno tiene que dar el volantazo y encarar un nuevo camino", dice con sinceridad.

No es la primera vez que Analía enfrenta una transformación drástica en su vida. "Cuando perdí la vista, tenía un proyecto de vida, un camino armado, y de repente todo cambió. Y entonces, la pregunta es: ¿Qué hago con esto? Bueno, hay que adaptarse. A veces uno cae, se lastima las rodillas, pero tiene que levantarse y seguir adelante. No te podés quedar arañando la pared del laberinto, tenés que buscar la salida".

 

Más que una deportista, una madre y un ejemplo de resiliencia

A lo largo de los años, Analía ha sido reconocida por su compromiso con el deporte y su trabajo en la inclusión de personas con discapacidad visual. Pero su identidad no se agota en esas facetas. "Mis hijas son mi motor de vida", confiesa con emoción. "Desde que nacieron, somos un equipo. Hoy, más que nunca, nos apoyamos mutuamente". Sin embargo, también es consciente de que sus hijas están creciendo y que, en algún momento, tomarán su propio rumbo. "Yo tengo que ser independiente, manejarme sola como me toca ahora. Da miedo depender de otros, no me gusta. Pero creo que la ceguera me enseñó a pedir ayuda, no por orgullo, sino porque a veces uno no quiere molestar. Y después te das cuenta de que no molestás, que la gente se siente bien ayudando. Este año, en especial, me ayudaron muchísimo, y aunque me cuesta pedirlo, aprendí que es la manera en que pude salir del tsunami".

 

La difícil búsqueda de empleo y una lucha constante

El mercado laboral en Argentina es complicado para todos, pero para las personas con discapacidad visual, la dificultad se multiplica. "Sigo buscando trabajo. En diciembre pude dar una capacitación en accesibilidad en turismo, y ahora mandé proyectos para dar más capacitaciones. Pero, como sostén de familia, necesito un empleo estable. No es solo una cuestión de edad, porque tengo 53 años y un currículum muy completo. Pero muchas veces, se ve más la discapacidad que la capacidad", lamenta.

A pesar de la existencia de la ley del cupo laboral del 4% para personas con discapacidad, la realidad es muy distinta. "No se cumple. Y lo peor es que no pasa nada. No hay consecuencias para quienes no lo respetan. Dependemos de la buena voluntad de quienes nos dan la posibilidad de demostrar lo que podemos hacer", expresa con frustración.

 

El regreso a la radio y una nominación que emociona

A pesar de los obstáculos, Analía decidió regresar a la radio con su programa Apaga la Luz y Verás, incluso sin contar con los recursos adecuados. "No tenía computadora, me quedé sin varias cosas, pero dije ‘lo voy a hacer’. Armé los informes en mi teléfono básico, memoricé el camino hasta la radio y convoqué a compañeros para que enviaran material. Así logramos que el programa tenga más voces y contenido. Y salió hermoso".

Ese esfuerzo fue reconocido con una nominación al Martín Fierro Federal. "Estuvimos nominados y ganamos en 2017, en 2018 volvimos a ser nominados, pero no ganamos. Ahora, en 2024, en un momento muy difícil de mi vida, este reconocimiento es un desafío enorme y una caricia al alma".

El próximo 12 de abril se llevará a cabo la ceremonia en Tucumán. "Nos avisan con poco tiempo de anticipación y viajar es complicado, pero me encantaría estar presente. Sería el broche de oro de este año difícil y el comienzo de una nueva etapa".

 

Inspirar a otros y el poder de la resiliencia

"No sé si inspiro a otros, pero ojalá que mi historia le sirva a alguien", dice con humildad. "Siempre digo que la resiliencia es clave. Uno tiene derecho a estar mal, a llorar, pero después hay que secarse las lágrimas y salir adelante".

Vivir en un lugar como El Bolsón, con su geografía complicada y su falta de accesibilidad, hace que el día a día sea un desafío. "Salir a la calle, hacer un trámite, buscar trabajo, acompañar a mis hijas… todo es difícil. Pero lo hago porque me hace bien y porque quiero que otros se animen. Si yo puedo, ¿Cómo no van a poder ellos?".

 

Sin espacio para el odio, solo para seguir adelante

A pesar de los obstáculos, Analía no deja lugar en su vida para el rencor. "El odio solo le hace daño a quien lo siente. El destinatario del odio sigue con su vida sin enterarse, mientras uno se amarga. Sí, siento bronca y decepción a veces, pero no me dejo consumir por eso".

Cuando le preguntamos qué es lo más importante en su vida hoy, no duda en responder: "Mis hijas y mi propia vida. Mis hijas crecerán y volarán, pero yo también tengo que estar bien. No quiero ser una carga para ellas, sino una persona fuerte, en quien puedan confiar".

Así es Analía Romero: una mujer que ha sabido transformar la adversidad en aprendizaje, el dolor en crecimiento y la lucha en inspiración para muchos.