Laura, mientras prepara un mate, nos atiende en su oficina, y debemos reconocer que es asidua lectora de este ciclo de entrevistas de InfoCordillera y quizás la tomó por sorpresa cuando le propusimos que ella sea nuestra próxima historia que compartiremos a través de las palabras.
Y casi sin que tengamos que preguntarle, ya nos cuenta que es nacida en El Bolsón, pero criada en varias partes del país. “Soy hija de gendarme por lo que nos mudamos muchas veces dependiendo del destino que le tocaba a mi papá. Fue así que estuvimos en Corrientes cuando yo aún era chica, luego estuvimos tres años en Formosa de donde son mis papás y finalmente lo trasladar de vuelta a El Bolsón donde ya se retiró”.
“El conocer y provenir de varios lugares, marcó que tuviese mi propia identidad” explica, remarcando que “pese a que estuve muchos años fuera de esta localidad, mi sueño siempre fue el de poder volver, pero sé que tengo un poquito de cada sitio donde viví y sé que cada lugar me aportó algo de lo que soy hoy en día, ya sea desde la experiencia personal o profesional”.
Incursionado en su infancia, cuando le preguntamos sobre a donde la llevan sus recuerdos, sin dudar ni una fracción de segundo, nos responde: “A la Capilla San Francisco, en la zona sur de El Bolsón” explicando que “ese sitio significa para mí lo que es el hogar, porque ese lugar y ese barrio marcó mi niñez”, explicando que “de hecho, mi mamá y mi papá formaban parte de la comunidad de esa capilla y fueron de los que la construyeron a mano, con mucho esfuerzo, trayendo las piedras de la costa del río para levantar las paredes del edificio” agregando que “fue mi papá el que le entregó la llave del lugar a Fray Gentile cuando se inauguró”, recordando que “todo era alrededor de ese sitio: las kermeses, las fiestas de los santos, los cumpleaños, por lo que tuvimos una infancia muy plena y linda en ese lugar y crecimos con esa imagen de comunidad que a mí me marcó un montón”.
“Fue la infancia más linda que una persona pudo haber tenido”, expresa.
Y siguiendo avanzando en este recorrido por su vida, llegamos al tema de su profesión y vocación, porque quienes la conocemos sabemos de su compromiso con el trabajo social. Allí nos cuenta: “Creo que fue herencia de mis padres, porque mi mamá siempre estuvo acompañando a mucha gente desde un lugar de voluntariado, en Caritas, en la Iglesia, haciendo talleres gratuitos y siempre buscando ayudar, al igual que mi papá. Y con ese ejemplo siempre me marcó eso de estar al servicio del prójimo”.
Pero reconoce que cuando terminó el secundario, lo que eligió estudiar fue algo muy distinto. “Como me recibí con una orientación en Perito Mercantil me largué a estudiar la carrera de Contador Público donde llegué a cursar tres años, pero llegó un momento donde me di cuenta que no era lo mío”, señalando que “en realidad siempre me apasionaba la defensa de los derechos. Fue así que fui la primera mujer presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Economía, muy abocada a estar en lo humano y por eso me orienté a la carrera de Trabajo Social”.
“Ya era mamá cuando me decidí por esta profesión, por lo que, con mucho esfuerzo, mientras trabajaba, maternaba y estudiaba, pude lograr recibirme primero como Técnica en Trabajo Social y luego con la complementación en la Licenciatura”, detalla.
Laura habla con mucha pasión sobre su trabajo, pero reconoce que también hubo y hay muchos sinsabores. “De hecho cuando uno está estudiando piensa que va a salir a cambiar el mundo, pero luego de pegarnos contra varias paredes, nos damos cuenta que quizás se puede cambiar, pero con pasos mucho más chicos, entendiendo que uno trabaja con el otro; que tiene sus procesos que no son los tuyos y debemos aprender a respetar esos tiempos, que vienen junto a una propia vivencia que hace que los cambios sean a su ritmo, y eso también es un aprendizaje. Por eso siempre digo que el trabajo social, no es que vine a cambiarle la vida a la gente, sino que venís a trabajar con el otro y el actor principal es el que genera el cambio en sí y nosotros somos solo herramientas”.
Tratando de conocerla un poco más le consultamos sobre cuales han sido las situaciones más difíciles en las que le ha tocado trabajar, a lo cual señala que “trabajando en la provincia de Santa Cruz, en infancias que es el sector de la población de mayor vulnerabilidad ya que depende si o si de un adulto que los cuide, pero cuando no tienen esa estructura familiar que los proteja y lo que sucedes es todo lo contrario y pierden sus derechos, genera situaciones muy difíciles donde las instituciones deben intervenir y me ha tocado casos muy extremos con historias desgarradoras que es imposible que no te afecten y no quisieras ver que pasan ese tipo de cosas a los niños”.
Un punto de quiebre en su vida y su trabajo, fue en El Bolsón. “Fue la primera experiencia que tuve como responsable de un área ya que siempre había integrado un equipo técnico y esta fue la primera vez que estaba como jefa”, nos explica, destacando que “fue la experiencia más enriquecedora en lo profesional y lo personal porque pude encontrar un grupo humano muy lindo que me ayudó a ejercer ese rol tan importante que me tocaba. Tuve un equipo hermoso del cual estoy muy orgullosa y fue lo que más disfruté de la experiencia de ser funcionaria, gracias a la calidad humana que allí había”.
“Eso también trajo el llegar a estar actualmente en el Concejo, donde busco tener otro enfoque en lo laboral, pero vi todas las posibilidades de ayuda y acompañamiento que se podían hacer a la comunidad desde este rol”, reconoce.
Durante la charla, varias veces, Laura ha mencionado a su hijo, por lo que le que le preguntamos qué significa él en su vida, a lo que de inmediato, con un brillo especial en los ojos nos responde: “Mi hijo lo es todo. Es el motor y el impulso en el día a día”, señalando que “llegó en el momento justo, pese a que no fue un embarazo planeado, pero fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida y creo que a partir de ahí hice un clic para decidir qué carrera estudiar y siento que él es la luz que ilumina mi camino”.
“Él nació en Formosa, y si bien tengo una buena relación con su papá, los que siempre estuvieron acompañando en la crianza fueron mis padres”, remarca. Asimismo, enfatiza que “con mi hijo tengo un vínculo muy cercano, pero no puedo controlarlo y siempre me sale la trabajadora social, aunque sé que no es lo mismo hablar con él de forma objetiva, pero creo que todas las herramientas de mi profesión me han ayudado a ejercer una maternidad mucho más saludable, con mayor amplitud de perspectiva”.
Laura nos confiesa que “con él siempre apunté mucho más a la inteligencia emocional que la intelectual y todo el tiempo trabajamos las emociones, por eso siempre está presente, aun ahora que ya es más grande, el decirnos que nos amamos”.
Escuchándola, uno nota también la importancia en su vida que tiene sus padres. “Mis viejos son mis pilares y se me eriza la piel con tan solo imaginar o pensar que en algún momento quizás ya no los tenga más junto a mí”. Sobre esto, nos cuenta que “mi papá durante la pandemia pasó por una situación de salud muy compleja ya que tuvo COVID y le agarró neumonía bilateral por lo que estuvo internado más de un mes y medio en la Unidad de Cuidados Intermedios y después dos meses más en Bariloche porque contrajo un virus hospitalario y en eso momento sentimos que se moría y la verdad que fue tremendo para toda la familia”.
“Mi mundo gira alrededor de mi familia y el trabajo” reconoce, recordando que “nosotros somos muy unidos y constantemente nos estamos acompañando y cuidándonos”.
Continuando con esta charla que ya lleva incluida varias lágrimas y momentos con la voz quebrada, Laura nos cuenta que cree en Dios por lo que a continuación le preguntamos, al haber sido testigo de tantas situaciones complejas, si no le ha dado enojo contra él o cuestionar porque pasan ciertas cosas. “Me ha dado bronca, pero no con Dios, sino con el ser humano ya que nosotros tenemos libre albedrío y decidimos como llevar adelante nuestras vidas y creo que cuando pasan situaciones así, justamente, uno tiene que aferrarse a la fe para sacar fuerza para continuar, porque si no te quedas en una bola negativa, de decir por qué, pero no hacés nada. Es difícil convivir con ciertas situaciones, pero no podemos echarle la culpa a Dios si somos los seres humanos los que provocamos lo que está pasando”.
Reflexionando sobre el tema, nos expresa que “actualmente, no sé si por culpa de la tecnología o qué, pero nos hemos vuelto de a poco más fríos y solos y se va perdiendo la empatía y creo que es eso lo que tenemos que empezar a revertir como sociedad”.
Llegando al final de esta charla, le planteamos sobre si tuviese la oportunidad de que se le cumpla un deseo, sea cual fuera, y nos señala que “no creo que pensaría en algo personal, sino que desearía que pudiésemos aprender a ponernos en el lugar del otro y que tengamos un poco más de amor y empatía. Desearía que volviéramos a tener esa sensibilidad que lamentablemente se está perdiendo”.
Culmina así una nueva entrevista en donde a través de las palabras, intentamos mostrar la parte más humana de aquellas personas que quizás solo conocemos de nombre o por alguna noticia. En este caso, al culminar la entrevista, nos queda esa sensación de la labor cumplida. Laura es de esas personas que realmente funcionan, esas personas con un verdadero compromiso con lo que hacen y que buscan dejar una huella en este mundo que se ha vuelto tan complejo. ¡Y realmente lo hace!