Carola Puracchio, nacida en 1971 en Camarones, Chubut, encontró en la gastronomía una forma de proteger el ecosistema marino de su región. Tras un reemplazo en un restaurante local, descubrió que el wakame, un alga japonesa llamada undaria, estaba desplazando a las especies nativas del mar patagónico, alterando el delicado equilibrio del bosque submarino.
La invasión de la undaria, que probablemente llegó en el lastre de los barcos pesqueros japoneses en 1992, genera un efecto negativo al bloquear la luz solar necesaria para el crecimiento de los bosques de macrocystis, un alga autóctona que oxigena el mar como lo hacen los bosques terrestres. "La undaria es una especie invasora de nuestro mar y, por su manera de adherirse a las rocas y flotar al nivel del agua, bloquea el ingreso de rayos solares y luz al fondo marino", explicó Puracchio.
Movida por esta realidad, Carola transformó un desafío culinario en una misión: usar su talento para cocinar con algas y así ayudar a controlar la expansión de la undaria. Empezó integrando esta alga en recetas como omelettes, guarniciones y pastas, logrando adaptar el paladar local y ampliar el consumo de esta especie invasora. "Pensé que si empezaba a cosechar algas para comer sólo yo iba a ser demasiado poco, por eso empecé a pensar que tenía que cocinar con algas para otros", contó.
La chef también incorporó algas en escabeches, buñuelos, tartas, cremas, dulces y combinaciones con chocolate, ganándose el interés y la aceptación de quienes inicialmente mostraban reticencia. "Siempre pasa lo mismo: primero el que escucha de qué se trata pone cara rara, después se va encantado", afirmó.
Desde hace algunos años, Carola lidera Amar Algas, una marca que produce y comercializa conservas y productos derivados de algas, especialmente de la undaria, desde su pueblo natal, a pesar de la dificultad logística que implica estar a tres horas de las principales ciudades de Chubut. "Me ofrecieron elaborar mis productos desde Comodoro, pero yo insisto con hacerlo desde mi pueblo porque es mi lugar en el mundo", destacó.
Su propuesta gastronómica también incluye experiencias de cocina nómade en la costa, donde los participantes pueden acompañarla a cosechar algas durante la bajamar y aprender sobre su preparación. "Lo más importante una vez que se cosecha el alga es enjuagarla bien porque, al estar en agua de mar, concentra gran cantidad de sal", detalló.
Carola Puracchio ve en esta labor una forma de preservar la Patagonia Azul que conoció en su infancia y que anhela recuperar. "Quiero el mar azul que yo veía de chiquita todos los días de mi vida, con sus especies nativas a salvo. Por eso aporto lo que está a mi alcance para amortiguar la invasión de una especie que es exótica acá", concluyó.